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Hay una reloj que cuenta cada segundo del antes y después de la implementación del nuevo Código Procesal Penal en Neuquén. Está incrustado en el borde de la página web del Ministerio Público Fiscal de la provincia, y empezó a contar el martes 14 de enero, el día que un pedido de prisión preventiva se resolvió en 20 minutos.

¿Qué casos hubo en esta primera semana del nuevo Código Procesal Penal?

La mayoría tuvo que ver con analizar pedidos de prisión preventiva a fin de que se controle la necesidad de que una persona esté en prisión o en libertad hasta el momento del juicio. Las razones tienen que ver con que esa persona pueda entorpecer la investigación, algo así como amenazar, testigos destruir pruebas y alterar las circunstancias o condiciones que nosotros necesitamos probar del juicio. Por otro está lo que nosotros llamamos riesgo procesal, que es la posibilidad de que se evada o no comparezca cada vez que sea llamado a los efectos de resolver alguna situación o el juicio mismo inclusive. En total hubo diez de estas audiencias en ocho de las cuales se resolvió la prisión preventiva.

¿Aparecieron muchas dificultades?

Más allá de las carencias de lo nuevo, hubo una predisposición importante y los fiscales estamos comprometidos con este nuevo procedimiento, que pone mucha responsabilidad en cabeza de los fiscales. Esta semana se vio que estamos a la altura de las circunstancias, porque en menos de 24 horas de la puesta en marcha del código tuvimos a los receptores pidiéndonos audiencias.

¿Qué fue lo más complejo?

Lo más complejo de la transición, o del cambio mejor dicho, porque no hubo periodo de transición, es todo lo que viene atrasado. Antes se instrumentaba el juzgado de instrucción sin la posibilidad ni del juez ni del fiscal de no seguir la acción penal. Ahora nosotros podemos decir este hecho es irrelevante porque no hay interés estatal o de política criminal en hacer un proceso penal para analizar la rotura de un vidrio con una piedra  por ejemplo. Esto no quiere decir que las víctimas o las personas afectadas por el ilícito no tengan modo de resolución del conflicto, ya que el código prevé otras formas como son la mediación o conciliación.

¿El código agiliza?

El código nos da más herramientas para poder resolver el conflicto primario que es el que subyace al delito, aquel que lo genera. Hasta el 13 de enero teníamos un código que no nos daba esa posibilidad y toda denuncia debía ser investigada como delito. Esto hacia que todo el mundo quisiera denunciar todo como un delito, y los juzgados se llenaban de expedientes que no había posibilidad de procesar.

¿Hicieron una balance de la semana?

Sí- Hoy realizamos un análisis de las estrategias llevadas a cabo en las audiencias para verificar y fortalecer los aspectos que fueron efectivos. De esta forma buscamos, no digo homogeneizar, sino diseñar respuestas y posicionamientos en política criminal coherentes a todos los fiscales, más allá de la calidad del delito, para que podamos responder con respeto a la igualdad ante la ley. La idea es que cuando debatamos una prisión preventiva lo hagamos con parámetros en los que coincidamos todos. Por eso estas reuniones son de análisis y aggiornamiento de ver la jurisprudencia en este nuevo camino.

¿Dieron abasto con la cantidad de personal?

Se calcula que se necesitan como mínimo 20 fiscales más ya que actualmente en la capital de Neuquén somos ocho fiscales titulares con sus respectivos asistentes y funcionarios. La idea sería incorporar 20 titulares más. Hasta donde nos informaron, cuando se levante la feria judicial, ya se estará requiriendo al consejo de la magistratura de por lo menos cinco fiscales en un primer concurso. Hay una oficina de mediación que absorberá un número muy importante de casos e incluso hará  vinculaciones eficientes con otros poderes de gestión, sobre todo con el Ejecutivo. La mediación es una de las innovaciones de esta reforma, donde la investigación está en la cabeza del fiscal.

¿Cómo se acercará a las personas al nuevo Código?

Se intentará que la gente tenga una respuesta acorde a la situación del conflicto para resolverlo en su fase primaria, y evitar que todo termine en la idea de una pena de prisión más allá del acto.

A ninguna sociedad le interesa que el 30 por ciento de la gente este presa por delitos menores. Con el viejo Código todo entraba al sistema y el sistema no procesaba la totalidad: terminaba dándole prioridad a aquellas cosas que resultaban más importantes. O resonantes por lo grave del delito o por haber personas privadas de la libertad o por la repercusión pública del hecho.

 ¿De ahí las injusticias?

Exacto porque aquel código tenía que atravesar semáforos rojos en el sistema y podía quedar estancado durante meses. La novedad es que a partir de ahora hay una fiscalía especializada y es inclusive quien define los hechos que se seguirán adelante, los hechos que iran a conciliación y se resolverán directamente. Aquellos que sean delitos, que no ameriten abordaje irán por otro lado. Es un sistema rápido que permite focalizarse y donde cada unidad fiscal se hará cargo rápido de aquellos casos que ameriten desde la política criminal ser perseguidos. La política criminal será consecuente con lo que la sociedad exige.

¿Esta semana hubo un trabajo más intenso para la fiscalía?

Ahora un fiscal está más en la calle y en las audiencias, investiga y se compromete en la investigación personalmente. Hasta la reforma teníamos toneladas de papeles delante nuestro hoy y hoy tenemos toneladas de accione que llevar adelante. Trataremos de abordarlo con la mejor dinámica y por el momento la falta de personas, por lo menos en esta semana, no afectó porque pudimos cubrir todas las audiencias sin inconvenientes y además revisar diligencias como pedido de allamientos y demás sin inconvenientes. Es otra forma de trabajar, más dinámica y comprometida con una responsabilidad funcional desde el punto de vista que es uno el que debe impulsar sí o sí el caso. Más allá de los resultados que después se obtengan en las audiencias, el impulso pertenece al fiscal. Es como renovar un compromiso.