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El adulterio es un asunto judicial. Este “causal de divorcio” está en el inciso 2 del artículo 202 del Código Civil vigente. Para la doctrina, el adulterio es una “unión sexual ilegítima, en cuanto vulnera fundamentalmente el deber de fidelidad recíproco que los esposos se deben”. Según el común de la gente: le metieron los cuernos. O, dicho de otra forma: la complejidad de las relaciones humanas puesta bajo la lupa de la ley. El proyecto del nuevo Código Civil propone eliminar esa figura. Mientras, en la justicia seguirá fallando: a veces por adulterio, otras por causas que se originan cuando un conyugue en descubierto en orsai.
Lo virtual no es adulterio, y el ticket del telo no es prueba
En diciembre de 2010 la sala B de la Cámara Civil analizó el caso de una pareja se acusaba mutuamente de adulterio. La mujer sostenía que él se había acostado con su hermana. El hombre, que ella mantenía relaciones amorosas extramatrimoniales on line.
Pese a que se decretó el divorcio, los jueces sostuvieron que “no basta con el intercambio de palabras o mensajes cargados de erotismo y de fantasías entre los dos polos de comunicación de la red” ya que “la infidelidad virtual, en tanto “no pase a 3D”, no llega a consumar el encuentro carnal que configuraría el adulterio”.
La misma sala intervino en un conflicto entre cónyuges y sostuvo que las “evidencias” dadas por la empleada doméstica en un juicio de divorcio no eran suficientes para decretar el adulterio de un hombre. En esa sentencia explicaron que “el paseo en la playa, los sacos manchados del actor, las llamadas "raras" o el "ticket del telo", “ni por asomo configuran la mentada causal”. Es que los jueces consideraron que “no podría descartarse que el saco manchado y el ticket podrían haber provenido del vínculo del accionante con su propia mujer”.
El detective tiene la posta
Él decía que iba a pescar con un amigo el fin de semana. Faltaba a las reuniones familiares y llegaba a la casa cerca de las 10 de la noche aunque la oficina cerraba a las seis de la tarde. La mujer empezó a dudar y lo hizo seguir por un detective. El resultado: distintos videos “en los que se ve al demandado con otra mujer por la calle y entrando en un departamento juntos, y en otra ocasión solo aquél abriendo la puerta con su propia llave”, dice el expediente.
A ello se sumó una operación que debió tener la mujer en el útero. Durante la convalecencia, le pidió al esposo que cuidara de sus hijos. Él se fue de vacaciones. En la causa el hombre sostuvo que la mujer lo había maltratado. Uno de esos maltratos, argumentó, era que la mujer postergó la operación y eso “dificultaba la relación sexual”. La justicia civil validó los videos presentados por la mujer, porque los testigos reconocieron allí “a la mujer que vieron con el esposo, antes y después de la separación”.
Para los jueces, quedó comprobado el adulterio porque estaban “acreditadas entonces las ausencias del marido los fines de semana y en las fiestas familiares, sus llegadas tarde al hogar durante el último año del matrimonio y el reconocimiento de la mujer del video por varios testigos”.
A correr para que no se den cuenta
Ella encontró a su pareja con otra mujer cerca de un cementerio. Los vio en la camioneta de él en María Ignacia - Vela, provincia de Buenos Aires. Sorprendido, el hombre – fumigador de los campos vecinos- bajó del vehículo y se dio a la fuga. Su acompañante no alcanzó a vestirse. Para volver al pueblo tuvo que subir al auto de la mujer que los encontró. La conductora, de 42 años, se desquitó: la paseó por todo el pueblo, la llevó hasta la casa de su madre y, finalmente, la dejó, así como estaba: desnuda, en el medio de la plaza principal. En el pueblo dicen que sólo llevaba los zapatos.
La historia tomó estado policial cuando la mujer engañada se presentó a los gritos en el destacamento. “Estaba muy alterada y llamaba a su padre muerto”, dijo a Infojus Noticias el subcomisario Mauricio Yañez. El hombre, de unos 60 años, “no es un Brad Pitt” comentan por lo bajo en el pueblo. Pero dicen que sus infidelidades datan de largo tiempo. “La mujer maneja un remise y los sigue a todos lados. Una vez, se escondió entre los yuyos y cuando los vio juntos los empezó a insultar y a golpear. El hombre también se fue y se encerró en el baño de la casa”, agregó el comisario. Ninguna de las causas anteriores tuvo curso. Esta vez, la denuncia policial fue remitida a la Comisaría de la Mujer en Tandil: “Porque son cosas sentimentales”, justificó el subcomisario. El fumigador todavía no fue citado a declarar como testigo en el destacamento.
Atropellando para escapar
En Pilar el engaño casi terminó en muerte. Una mujer resultó herida luego de que su esposo, la descubriera saliendo de un hotel alojamiento con su amante. En ese momento aceleró el auto en dirección a la mujer quien logró correrse pero fue rozada por el vehículo. El ataque ocurrió frente al portón del hotel alojamiento de en la esquina de la Panamericana y Levene, del barrio Agustoni.
El hombre, de 48 años, fue notificado de la instrucción de una causa en su contra por "lesiones culposas" con intervención de la Fiscalía de Violencia de Género de Presidente Derqui. La mujer, de 47 años, sufrió lesiones producto de la caída y los golpes y debió estar varias horas en observación en el Hospital Sanguinetti. El caso sigue en manos de la justicia.
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