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La fotógrafa Lucila Quieto primero primero alteró el tiempo para fotografiarse con su padre desaparecido. Luego hizo lo mismo con otros hijos de desaparecidos. Y avanzó sobre otros símbolos de la memoria a través de la fotografía. Conocé su obra.
Cuando Lucila Quieto entra al trabajo respira un aire atravesado por la vida y la muerte. “Estar en constante roce con la historia que tiene la ExESMA me hace pensar en un cruce entre las personas que desaparecieron acá, sus vidas y militancias, y también en quienes estamos hoy y trabajamos en el mismo lugar. Es una cuestión permanente que también aparece en mi obra, traducido a través de la imagen”, dijo Lucila a Infojus Noticias.
Filiación es la última exposición que Lucila Quieto compartió en el Centro Cultural Haroldo Conti (CCHC), en La Universidad Nacional de Sarmiento, la de Avellaneda y el Museo de Arte de Chivilcoy: “A partir de la invitación del CCHC me propuse hacer Filiación incorporando el registro que empecé en el año 2008 de distintos sitios que hoy son de memoria y fueron campos de concentración. Ese registro lo empecé a hacer en función de mi trabajo en el Archivo, pero lo que yo apunto en la obra es desde el hoy, desde el momento en que esos lugares son desalojados y pasan a ser sitios de memoria”.
“También trabajé con materiales del Equipo Argentino de Antropología Forense, ya que me tocó vivir en este último tiempo el entierro de muchos padres de compañeros. Hijos que recuperaron los huesos de sus padres, después de 35 años, y los enterraron. Otros que no encontraron los huesos, pero también quisieron enterrar a sus padres desaparecidos. La aparición de nuestros padres después de 35 años es un hecho político”.
“Empecé a pensar en la posibilidad de encontrar o no los huesos de mi padre. Tome las fotos de mi abuela, de mi viejo, de sus hermanos, de mis primos, de mi hijo, de los hijos de mis primos. Hay algunos rasgos físicos que están y se ven aunque creo que si algún día lo encuentran en un lugar enterrado va a ser como la primera vez que lo vea. Lo que voy a ver son huesos pero los huesos te dan una idea de la estructura física que tenía una persona. Por eso aparecen calaveras, la trascendencia y la cuestión genética”.
Lucila nació en Buenos Aires en 1977 y trabaja en el área de fotografía del Archivo Nacional de la Memoria. Hace 15 años empezó a trabajar en su primera muestra, Arqueología de la ausencia: “Fue un trabajo que hice cuando estaba terminando la carrera de fotografía y terminé en 2001. Entonces reflexionaba los 25 años de mi historia y la necesidad de concretar una imagen junto a mi padre. Cuando lo empecé con fotos de mi álbum familiar, lo compartí con otros compañeros de HIJOS con los que militaba en ese momento y me dieron también sus fotos”.:
Carlos Quieto militaba en la organización Montoneros en la zona oeste de la Ciudad de Buenos Aires. En agosto de 1976 fue desaparecido. Unos meses después nació Lucila: “Por eso no tengo fotos de él conmigo. Aunque tampoco era algo tan usual que los militantes de ese momento se fotografiaran: por la clandestinidad y las condiciones de seguridad. Había pocas fotos del último periodo de vida de mi padre y pocas fotos donde estuvieran mis padres juntos. Esas imágenes en el álbum familiar, que son el relato que va trascendiendo en la historia de las familias y las generaciones, faltaban en mi vida. Y eso me generó una angustia durante muchos años, hasta que la pude resolver con el recurso de la fotografía”.
Lucila es una fotógrafa en constante formación y se puede decir que su obra es un desafío al tiempo lineal. En sus fotos no hay un pasado ni un futuro: hay un collage que vuelve al tiempo una situación esférica, donde el antes y el ahora son parte de lo mismo: “Proyectaba imágenes de mi viejo en las que me introducía. Después sacaba una nueva foto donde estábamos juntos. También lo hice con la foto de otros compañeros que se sumaron al proyecto”.
En los años posteriores a 2001 Lucila tenía poco dinero para trabajar en fotografía pero no le faltaban recursos: “En plena crisis social y económica no tenía plata y empecé a trabajar con fotos que tenía de archivo personal y con fotocopias, ampliaciones, transfers, pinturas y dibujos. Fue armar algo en función de los materiales que tenía, siempre con la fotografía como base. Algunos fotógrafos como Julieta Escardó y Marcos Adandía me ayudaron con capacitación en sus talleres sin cobrarme. De la mezcla de todo eso apareció algo así como mi estilo, que no es algo fijo sino que cambia en base a lo que incorporo”.
En 2006 Lucila participó de una muestra en homenaje al escritor y guionista de historietas H.G. Oesterheld, en el Museo de Arte y Memoria de La Plata: “Hice una investigación de la historieta “Sargento Kirk” y me puse a trabajar para mezclarlo con la historia de vida y militancia de Oesterheld, además de la tragedia a partir de la desaparición de sus hijas y la suya propia. En Re-Construción Salió una mezcla entre Kirk y el Cordobazo uniendo dos tiempos: una parte de ficción sobre la lucha por el territorio de los indios y Kirk. La otra de la policía del Cordobazo contra obreros y estudiantes.”.
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