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El máximo tribunal declaró inadmisible un recurso presentado por la defensa de Guillermo Víctor Cardozo, Eugenio Pereyra Apestegui y Oscar Rolón. Los tres fueron condenados a perpetua por crímenes cometidos en los centros clandestinos Club Atlético, Banco y Olimpo.
La Corte Suprema de Justicia declaró inadmisible un recurso de queja presentado por la defensa de tres genocidas condenados por delitos de lesa humanidad por su accionar en el denominado circuito ABO (Club Atlético, Banco y Olimpo) durante la última dictadura cívico-militar. Se trata de los recursos presentados por la defensa de Guillermo Víctor Cardozo, Eugenio Pereyra Apestegui y Oscar Augusto Isidro Rolón, todos condenados a prisión perpetua en diciembre de 2010 por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) N° 2 de la Capital Federal. Los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Higthon y Juan Maqueda firmaron el 10 de noviembre pasado el fallo que declaró “inadmisible” la queja presentada por la defensora oficial Magdalena Laiño.
Rolón era apodado como “Soler” en los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo. Cardozo y Pereyra Apestegui (ambos gendarmes) actuaron en el Olimpo: el primero cumplía funciones como torturador y guardia interna, y el segundo como guardia interna y en interrogatorios.
Mario Villani estuvo más de 40 meses secuestrado en cinco centros clandestinos. Sobrevivió porque en el circuito ABO y en el Pozo de Quilmes y la ESMA reparaba cosas que robaban a los secuestrados. Villani, ya en democracia, facilitó a la Justicia una lista donde daba los nombres de los represores y su apodo. Lo mismo hizo con víctimas y llegó a reconocer unas 166. En esa lista, por ejemplo, figuraba el propio Rolón.
“Cuando entré al Olimpo lo primero que me dijeron fue: ‘Somos Diosito’, así en diminutivo. Si no cantás, te vas para arriba. Acá ni siquiera tenés derecho a elegir cuándo vas a morir” dijo Villani. Y relató que "en la oficina de Inteligencia, sobre la pared, habían puesto un gran paño rojo con un gran círculo blanco en el centro y dentro, una cruz esvástica”.
Cardozo, alias “Cortés”, se dedicó a adoctrinar en Campo de Mayo a los guardias de los centros clandestinos para que no hablaran de los crímenes con nadie. En los ’90 fue comandante mayor y hasta 1998 fue segundo jefe de la Región II (Rosario) de Gendarmería. Por su parte, Apestegui, alias “Quintana”, es recordado porque obligaba a los secuestrados a hacer esfuerzos físicos inhumanos, escuchar discursos de Hitler y canciones de Nino Bravo.
Tres centros clandestinos
El circuito ABO funcionó al menos desde febrero de 1977 hasta enero de 1979, bajo la órbita operacional del entonces General de División Carlos Guillermo Suárez Mason a cargo del Comando del Primer Cuerpo del Ejército correspondiente a la Zona de Defensa I. Se trató de un único centro que fue mudando su sede sucesivamente, pero que mantenía sus guardias, detenidos, modus operandi e, incluso, su mobiliario.
Atlético estaba ubicado entre las calles Paseo Colón, San Juan, Cochabamba y Azopardo en lo que eran dependencias de la Superintendencia de Administración. Tenía capacidad aproximada para mantener en cautiverio a 200 personas y según datos que se expresaron en el juicio “se habrían alojado allí más de 1500 personas”. Operó desde mediados de 1976 hasta diciembre de 1977. Fue demolido para la construcción de la autopista 25 de Mayo.
El Banco funcionó en la intersección de la autopista Richieri y el Camino de Cintura, en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Eran instalaciones que pertenecían y pertenecen a la Policía de la provincia de Buenos Aires. En aquel sitio operaron varias fuerzas desde fines de 1977 a mediados de 1978.
El Olimpo operó en la División Mantenimiento de Automotores de la PFA, ubicado en las calles Lacarra y Ramón L. Falcón de la Ciudad de Buenos Aires. Funcionó desde del 16 de agosto de 1978 hasta comienzos de 1979, en que fue desmantelado. Hoy los tres lugares son sitios de memoria.
GA/RA
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