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20-5-2013|19:14|Lesa humanidad Nacionales
Nueva audiencia en el juicio

ESMA: el día que mataron a Dios

Hoy declaró Judith Said, querellante en la causa. El 15 de noviembre de 1976, asesinaron a su esposo Ricardo Aníbal Dios. Sus dos hermanos, Jaime Eduardo y Alberto Ezequiel, están desaparecidos. Al igual que la esposa de Eduardo, Claudia Yankilevich, y su hermana Andrea.

  • Por los calabozos de la ESMA pasaron unos cinco mil detenidos-desaparecidos. Télam.
Por: Natalia Biazzini

El fiscal Guillermo Freire le preguntó a Judith Said sobre el operativo en el que una patota de civil desgarró a su familia, para siempre. La mujer respondió de manera precisa, como si tuviera grabado cada dato en la memoria. “Usted se refiere al operativo del 15 de noviembre de 1976, en la calle Riglos 744 en la ciudad de Buenos Aires, donde asesinaron a mi compañero y se llevaron secuestrados a uno de mis hermanos, a un empleado y a una empleada”, respondió ante el Tribunal Oral Federal N°3. Ese día, los militares mataron a su esposo Ricardo Aníbal Dios. Sus dos hermanos, Jaime Eduardo y Alberto Ezequiel, están desaparecidos. La esposa de Eduardo, Claudia Yankilevich, y su hermana Andrea, también están desaparecidas. El juicio comenzó a fines de noviembre del año pasado. Tiene 68 imputados.

 
Said es parte querellante de la causa ESMA unificada. Hoy declaró en el juicio que en el año 73 nació su hija María y en noviembre del ‘76 estaba embarazada de ocho meses. “Mi familia siempre estuvo interesada por la realidad política del país. En el 66 estuve presa unos meses”, contó Said. Jaime Eduardo era abogado y atendía causas de presos políticos. Alberto Ezequiel no tenía militancia activa. Dios estaba en Montoneros.
 
La testigo dijo que aquel 15 de noviembre, a las 11, hombres vestidos de civil llegaron a la casa de sus padres y acribillaron a balazos a su marido y a un amigo que estaba ahí. Los cadáveres fueron llevados a la morgue. El cuerpo de Ricardo fue llevado como NN al cementerio de la Chacarita. Después, la familia se ocupó de realizar los trámites correspondientes para trasladar el cuerpo al cementerio de Olivos. 
 
“Cuando me interné para que me hagan la cesárea, me avisaron que habían secuestrado a Jaime Eduardo. Me tuve que ir de la clínica por seguridad. A los dos días ingreso a una guardia nocturna y nació mi hijo, Ricardo Dios”. Said dijo que sus hermanos fueron secuestrados por separado, con diferencia de días. Los dos llamaron dos veces a la casa materna. Después no supieron más que por testigos que los vieron en la ESMA. 
 
El taller de ropa de los padres de Judith fue saqueado por los militares. Decían que buscaban armas. “Es imposible esconder armas entre 150 polleras. Después se llevaron todo lo que había: ropa, maquinaria, documentos y chequeras. Cheques que alguien cobró en nombre de Alberto Ezequiel”, recordó Said. 
 
La familia Said presentó habeas corpus, hicieron visitas al Ministerio del Interior, al Primer Cuerpo de Ejército. Todos con resultado negativo, excepto el habeas realizado en el juzgado de Raúl Zaffaroni.
 
“A principios del ‘77, con mi madre y mis hijos nos refugiamos en Miramar. Mi madre todavía albergaba la esperanza de encontrar a sus hijos. En abril decidí viajar a Montevideo y ahí comenzó mi exilio. El 7 de ese mes fue secuestrado Daniel Schapira, cuñado de la esposa de mi hermano. También fue visto en la ESMA. Testigos dijeron que a su cuerpo le tiraron dardos venenosos, como parte de una prueba”, dijo Said, con voz firme. 
 
Durante la dictadura, la madre de Said se sumó a la ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Su padre fue varias veces preso por acompañarla. "Se mofaban de la búsqueda de los familiares. Una vez a mi padre lo citaron en el Ministerio del Interior. Era para preguntarle qué novedades tenía. Mi padre se enfureció".
 
Hoy también declararon Manuel León y Ricardo Ángel Domici. Ambos vivían en zona norte cuando fueron secuestrados en la ESMA. 
 
A principios de los ’70, León era un joven que participaba en una unidad básica, pero dejó de militar cuando el presidente Juan Perón echó de la plaza a Montoneros. Se dedicó a sus estudios de Medicina, por eso se sorprendió cuando un grupo de tareas lo fue a buscar a su casa de Florida, el 12 de octubre de 1976.
 
“Vos sos casi médico, sabés que con el pase de corriente en el cuerpo el potasio sale de la célula, me dijo uno de ellos. Lamentaría muchísimo que hubiera habido médicos en ese lugar”, declaró León, que años atrás había hecho la colimba en la ESMA y reconoció el lugar.
 
Domici era estudiante de psicología en la universidad de Belgrano y maestro en la escuela Ceferino Namuncurá. El testigo se quebró en varias oportunidades cuando recordó su cautiverio. No fue torturado, pero recordó a una chica que sufría mucho por las torturas. El fiscal Guillermo Fanego le preguntó cómo sabía que el dolor de la mujer era debido a la tortura y no producto de otra cosa. Domici, sorprendido por la pregunta, dijo que era obvio. 
 
Tanto León como Domici fueron liberados a los pocos días. Ambos eran amigos de Eduardo de Gregori. “Lo esperamos mucho tiempo en el barrio. Él hacía tiempo que no militaba. Los comentarios eran que se les había ido la mano con la picana”.