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Estela camina despacio, con el bastón en una mano y con la otra del brazo de su hijo Kibo. Secretario de DDHH de la provincia. Olavarría entera la aplaude. La esperaban. Quizás no todos, pero sí los que asisten al juicio por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino de detención Monte Peloni. Envuelta en abrazos y agradecimientos de quienes la ven por primera vez, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo habló con Infojus Noticias sobre la importancia de estar en la tierra de su nieto apropiado.

–¿Qué se siente estar en este juicio, en Olavarría, en la tierra en la que fue criado Ignacio Guido?

–La satisfacción de que en nuestro país la justicia llega, más temprano que tarde, pero llega. Y que ciudades como ésta, en las que el silencio era absoluto -aunque se sabía de las complicidades, del campo de concentración y de las víctimas,-, el no te metás, el no hablar era parte de una educación y también, de una necesidad de preservar la vida. Este juicio, esto que vivimos, es un despertar de esta ciudad, es un despertar a la libertad, a tener su identidad. Porque no se puede vivir como si nada al lado de personas que han cometido graves delitos sin ser juzgadas. El que comete un delito debe pagarlo con la ley, acá no hay ni venganza ni odio ni revancha, simplemente debe ser castigado y por eso funciona esto acá.

–¿Tiene esperanzas de que de este juicio surjan datos para la causa que investiga la apropiación de su nieto?

–Sí, claro, sin dudas, porque acá hay nombres de personas que ya no vive pero era parte de… Hay que seguir la ruta de cuando Laura dio a luz, quién se lo sacó y por qué manos pasó hasta llegar al matrimonio que lo crió. Todo esto forma parte de una causa que se está investigando y que terminará en un juicio que, seguramente, se va hacer en la ciudad de La Plata, lugar donde casi seguro nació Guido durante la detención de Laura en La Cacha.