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El músico y nieto de Estela de Carlotto conmemoró el 24 de Marzo en el acto organizado por la Comisión de la Memoria, donde toca todos los años. Esta vez, con la conciencia de su verdadera identidad y como animador de la jornada. Lo acompañaron Remo Carlotto, su tío; Palo Pandolfo y otras bandas locales.
En la pequeña carpa naranja montada para la ocasión en el Parque de la Memoria, a orillas del arroyo Tapalqué, los músicos del acto organizado al aire libre por la Comisión por la Memoria de Olavarría se resguardaban de la llovizna. Rodeado de instrumentos -micrófonos, redoblantes y platillos- y unos pocos cronistas, Ignacio Montoya Carlotto volvió a abrazarse con su tío. Remo Carlotto buscaba soluciones.
-¿Y ya no se puede trasladar?- le preguntó el diputado nacional a su sobrino.
-No, tendría que haber sido antes. Ahora estamos jugados- respondió Pacho, como lo conocen en Olavarría.
El diálogo era si el festival se hacía allí o se trasladaba, por la garúa, a un gimnasio olavarriense. Araceli Gutiérrez, la casera y guardiana de lo que fue el centro clandestino Monte Peloni -y la única mujer que estuvo ahí cautiva-, entró a saludarlo y lo invitó a tomar unos mates. Después de una broma, Ignacio le dijo que estaba ocupado pero prometió ir.
En el Parque donde la concentración había empezado tímidamente a las 17, Remo Carlotto decía a Infojus Noticias: “Mi sobrino decidió que este primer 24 de marzo con su identidad recuperada lo iba a pasar con quienes lo había hecho cuando aún no sabía quién era. Y yo sentí la obligación como tío de estar acá en Olavarría”.
En el predio donde se convocó al Festival de la Memoria crecen treinta y siete árboles. La mayoría, plantados el invierno pasado: uno por cada desaparecido de la ciudad y los alrededores. A las siete de la tarde Ignacio Montoya Carlotto decidió subir al escenario y tocar dos temas con Palo Pandolfo, para esquivar el aguacero que parecía inminente y nunca llegó. Ignacio llevaba una remera negra de Abuelas de Plaza de Mayo, el pecho repleto de pañuelos blancos.
-En este día de la democracia, quiero agradecerles especialmente a todos los que hicieron posible actos como éste cuando éramos cuatro. Cuando eran –se rectificó el músico- porque a veces ni yo estaba. Ya saben quiénes son. Es para ellos.
Entonces se sentó al piano y le arrancó los primeros acordes de “Los Dinosaurios” de Charly García. La voz de Palo Pandolfo llenó la tarde de melancolía. Después interpretaron el último éxito de Los Visitantes, “Estaré”. Bajo el cielo plomizo, después vinieron las bandas locales: la colorida murga Arrebatando Lágrimas, con sombreros de pájaros en vuelo, apeló al sarcasmo rioplatense y desplegó varios guiños a los temas de la actualidad. Después, Forasteros Blues puso la distorsión y la trovadora Adriana Saravia le sumó el candombe. El pianista Eduardo Correa, el violinista Quique Condomí y el propio Ignacio Montoya Carlotto en el acordeón lograron una versión conmovedora de “Mi pequeño amor” de Ramón Ayala.
Entre una banda y otra, hubo tiempo para poner el marco al espectáculo: en un video Estela Carlotto se proyectó en pantalla gigante y saludó a su nieto, alegrándose que “esté donde quiere estar”. Rosana Cassataro, integrante de SUTEBA y de la Comisión por la Memoria de Olavarría, habló desde el escenario:“Sabemos que hoy es una fecha triste, pero nosotros logramos resignificarla”, dijo. “Se llama resiliencia, y es algo que nos enseñaron las Madres”.
El festival fue al mismo tiempo el inicio y el clímax de la "Semana de la Memoria 2015", que planifica todos los años la Comisión por la Memoria. Por la mañana, el Concejo Deliberante –en una sesión especial allí donde funcionó el centro clandestino- había nombrado los caminos agrestes que conducen a Monte Peloni con los nombres del fiscal Julio César Strassera y del ex concejal local, Mario Elpidio Méndez, detenido y desaparecido.
-Los organismos conmemoramos todos los 24 de Marzo. Hoy decimos que podemos celebrar. Que Ignacio está con nosotros, y que a algunos represores de Monte Peloni los tenemos condenados en cárceles comunes – dijo Carmelo Vinci, sobreviviente y miembro de la Comisión, a esta agencia.
Unas 400 personas asistieron al acto. “Esto es el máximo de compromiso que se ve. La mentalidad impuesta por los milicos sigue tan vigente que da espanto”, dijo Tachi Iguerategui, una de las fundadoras de la APDH local. Más tarde, dimensionando la jornada, Jorge Arabito -nativo de la ciudad e investigador de la Universidad Nacional del Centro (Unicen)- dirá: “Acá hay dos realidades distintas. En los movimientos hay más entusiasmo. Pero no podemos negar que vivimos en una burbuja”. A quince cuadras del Parque de la Memoria, en el casco céntrico de Olavarría, no parecía un día feriado y la mayoría de los comercios estaban abiertos.
El diario del 24
La primera plana digital del diario El Popular ayer dedicó tres notas al día de la Memoria, la Verdad y la Justicia. La central, una entrevista al nieto de Estela de Carlotto. “Pudo haber sido todo mucho más tranquilo, pero fue todo tan rápido y tan expuesto que me obligaron a quemar un montón de etapas juntas. Lo público lo complicó un poco. Aunque es muy fuerte conocer una nueva familia, nuevos abuelos, tíos, primos, pero es muy lindo y lo vivo bien”, dijo el nieto. Después de haber sido recibido por la presidenta Cristina Fernández, visitado al de Ecuador Rafael Correa y estrechado las manos del Papa Francisco, Ignacio repite que su porvenir es seguir en su misma casa, su mismo barrio, con el mismo perro, la misma mujer y los mismos amigos, y seguir dando clases de música.
El periódico El Popular de Olavarría fue fundado en 1899 y desde 1936 está en manos de la distinguida familia Pagano, uno de los diez apellidos ilustres que acumulan los resortes económicos y políticos de la ciudad donde nació el imperio de Amalita Fortabat. El periódico tiene vínculos muy cercanos a Aguilar, el hombre que entregó a Ignacio a los peones que lo criaron. Falleció el año pasado, antes de que la verdad se abriera paso.
Hoy el director de El Popular es un ingeniero, Jorge Botta, sobrino de Graciela Pagano, una de las antiguas propietarias. Durante la dictadura militar, el diario reproducía como información certera los partes redactados en la sede del Ejército. Aquello sucedió con el homicidio de Jorge Oscar Fernández, uno de los casos juzgados el año pasado en el debate oral y público por los crímenes de Monte Peloni. A fines de diciembre, Ignacio Aníbal Verdura, jefe del Área Militar 124 y mandamás de la zona; Walter Jorge "El Vikingo" Grosse, oficial de Inteligencia de la Plana Mayor (S2) del Regimiento de Caballería de Tanques 2 “Lanceros General Paz”, y Omar "Pájaro" Ferreyra, integrante del Grupo Operaciones del Escuadrón Comando fueron condenados a prisión perpetua.
LB/MEL
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