Tweet |
La Unidad Fiscal AMIA tiene 45 empleados. Al menos una decena de ellos eran contratados por Nisman directamente. Algunos todavía no están identificados y no se presentaron a declarar. Diego Lagormasino y el abogado Claudio Rabinovich, que no cumplían horarios y no se reportaban en la oficina de la fiscalía, estaban bajo esa modalidad. Además, encontraron puntos ciegos en las cámaras de Le Parc.
La Unidad Fiscal para la Investigación de la causa AMIA (UFI AMIA) cuenta con 45 empleados: diez son contratados. Es decir que no pertenecían a la planta permanente. El informático Diego Lagomarsino era uno de ellos. “Algunos no se sabe quiénes son, qué función cumplían ni cuánto cobraban. Era gente que no solía reportarse en la fiscalía. Todavía no se presentaron a declarar, así que no estan identificados”, confirmó a Infojus Noticias una fuente con acceso a la causa. Se trata de profesionales de diversa índole, con sueldos más altos que la media de la Procuración General. Lagomarsino ganaba tres veces más que cualquier empleado informático del Ministerio Público Fiscal. A su vez, contrariamente a lo que dijo su defensor Maximiliano Rusconi, los recibos de sueldo eran firmados por Nisman y no por la procuradora Alejandra Girls Carbó.
Otra de las personas que colaboraba a la par con el fiscal era el abogado Claudio Rabinovich, que también solía visitar al fiscal en su despacho personal o en su departamento de Puerto Madero. De acuerdo a lo que informó el periodista Néstor Espósito días atrás en el diario Tiempo Argentino, la fiscal Fein pidió a la Procuración General el legajo personal del letrado, “ya que trabajaba en similares condiciones de Lagomarsino bajo órdenes de Nisman, por un sueldo de casi 33 mil pesos por mes”. “No está claro, al menos hasta ahora, qué tareas desempeñaba”, señaló Espósito.
¿Qué tipo de relación unía a los 10 contratados con Nisman? ¿Cuáles eran sus tareas específicas en la investigación por el atentado a la AMIA? Son preguntas que hoy se hacen los investigadores.
Desde su creación, hasta lo pautado en el Presupuesto Nacional para este año, la Unidad Fiscal tuvo un constante incremento de recursos para funcionar. Entre 2006 y 2015 el presupuesto del área pasó de más de 4 millones de pesos a casi 32 millones para este año. Desde su origen estuvo comandada por Alberto Nisman. Su nombre figuraba en la propia resolución y también mencionaba al fiscal que lo secundó en un principio, Marcelo Martínez Burgos. Tras la muerte de Nisman, hasta que Gils Carbó asigne un nuevo fiscal, la comandará Alberto Adrián Gentili.
Si bien no hay un protocolo específico que delimite el funcionamiento de la Unidad Fiscal, fuentes policiales dijeron que tenía autonomía para el manejo de los recursos humanos. En el caso del personal informático, había dos empleados que trabajaban en planta permanente. Sin embargo, según las fuentes, Nisman le confiaba en privado la información más importante a Lagomarsino, que pocas veces pisaba la Unidad Fiscal. La mayoría de los empleados se enteró de la denuncia del fiscal pocos días antes de que la presentara, y sólo los más cercanos sabían que la preparaba hacía cuatro o cinco meses.
Puntos ciegos en Le Parc
La otra novedad de la investigación es que en los accesos traseros del complejo Le Parc –donde hay tres torres– no hay cámaras. Tampoco había un registro minucioso de las entradas y las salidas. “En los accesos frontales, hay control y vigilancia. Pero los accesos por las puertas de atrás era terreno libre. O sea, son puntos ciegos”, confirmaron fuentes policiales a Infojus Noticias.
¿Fue Lagomarsino el último que vio con vida a Nisman? El informático está acusado de haberle entregado una pistola Bersa calibre 22 al fiscal, que no era "legítimo usuario". En su declaración dijo que aquel sábado recibió un llamado del fiscal en su celular, que le pedía que fuera a verlo con urgencia. Según su abogado, era habitual que Nisman lo convocaba cada vez que necesitaba asistencia con su computadora o con archivos de la unidad fiscal. El técnico dijo que se sorprendió cuando el fiscal le preguntó si tenía un arma, y reflexionó: “Lamentablemente le dije que sí”. Por último, Lagomarsino dijo que volvió a su casa y luego regresó al complejo para entregarle la pistola a Nisman.
La fiscal Viviana Fein está esperando el resultado de las imágenes de las cámaras de la autopista Illia para corroborar el viaje de Lagomarsino de Puerto Madero a su casa de Martínez. Esas imágenes, a su vez, las cruzará con las del complejo y con las cámaras de la Ciudad de Buenos Aires que están en la calle Azucena Villaflor.
Lo que se revela con esta información es un escenario inquietante. En los tres ingresos traseros no hay cámaras ni en puertas ni en accesos, ni siquiera en el palier. Esos accesos, en efecto, conducen a las puertas de servicios, por donde había entrado Lagomarsino, según su testimonio. “Con ese dato hay incertidumbre y un manto de misterio sobre si alguien entró a ver a Nisman. Cualquier persona podría haber ingresado por allí sin haber sido registrada”, precisaron abogados de la causa a Infojus Noticias.
Según las fuentes, los habitantes de Le Parc habían aceptado que, en esa zona del complejo, no existieran ni cámaras ni un registro informático preciso de las visitas. ¿Por qué motivos? Quizás se sepa cuando la fiscal indague a los vecinos de Nisman. Hasta ahora, no existe precisión sobre los movimientos internos del edificio.
Sobre la seguridad del complejo, además, se sumaron más dudas que certezas. Juan Pablo Toro, director de la firma Seguridad Integral Empresaria, a cargo de la seguridad de Le Parc, informó ayer por radio que en el resto del edificio “hay cámaras que no funcionan hace más de un año" y que no existe "un libro de visitas” como se ha afirmado, sino que "se registran en un sistema informático”.
Al referirse a cómo se asientan los ingresos de los visitantes al complejo, Toro señaló: “Específicamente con relación a registros de entrada, en Le Parc no existen libros. Yo escuché que algún periodista mencionaba libros y que se hablaba de que existe un libro de entrada de visitas”. Sin embargo, indicó que “los ingresos de las visitas son registrados en un sistema informático y no en libros”.
Tweet |