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Los restos del detenido desaparecido Eduardo Mencho Germano fueron identificados en julio pasado por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Este sábado recibieron sepultura en Paraná. Una muestra de fotos retrató su ausencia.
Gustavo Germano es el autor de la muy conocida serie de fotos Ausencias. El fotógrafo tomó varias imágenes familiares de detenidos desaparecidos y las recreó, tratando de respetar escenarios y detalles. El resultado inquieta por lo que no está en las fotos nuevas: la figura del detenido desaparecido marca lo que falta, el desgarro. La muestra conmovió a miles de personas. Quizás pocas de ellas notaron que uno de los protagonistas era el propio autor de la serie. En la primera imagen hay cuatro hermanos muy jóvenes. En la segunda, hay solo tres personas. El que falta es Eduardo Raúl Germano, el Mencho, detenido desaparecido desde la última dictadura.
Treinta y ocho años después, el Mencho volvió. Sus restos fueron inhumados esta mañana junto a su madre Carmen, su padre Felipe y su hermano Guillermo. Fue el cierre de una historia, la “contradesaparición”, como la definió Gustavo, otro de los hermanos, en un acto en una plaza paranaense.
Imagen: cortersía Gustavo Germano
Cuando lo hicieron desaparecer, Mencho tenía 18 años. Lo asesinó una patota al mando de Agustín Feced, en Rosario, el 17 de diciembre de 1976. Había pasado los últimos meses escapando. El último día, Feced avisó a los vecinos que no salieran de sus casas porque los Montoneros estaban preparando un atentado contra una torre de energía. Primero hubo tiros y luego un estallido: los asesinos metieron los cuerpos del Mencho y una compañera, María Cristina Cayetana Pagnanelli dentro de un barril y los hicieron explotar. La inhumación consta en los registros policiales y del cementerio La Piedad, con fecha del 5 de enero de 1977.
En julio pasado el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le devolvió la identidad. Su hermano Gustavo, recibió la urna con sus restos el miércoles en Rosario.
“Aquí, con Eduardo, están todos los compañeros que nos siguen faltando. Ojalá los familiares reciban hoy a Eduardo como uno de ellos, y ojalá puedan proyectar en él ese anhelo de justicia que todos merecen”, dijo Gustavo en una plaza colmada de militantes y amigos que de alguna manera “se sintieron parte de un triunfo colectivo que también representa la esperanza de nuevas identificaciones y alcanzar el objetivo de justicia para las víctimas de desaparición forzada durante la dictadura cívico-militar”.
Los organismos de derechos humanos celebraron la alegría de continuar sembrando memoria, verdad y justicia, que es algo más que una consigna. La misma alegría que desplegaba el Mencho en la militancia, como esa vez que sorprendió a sus compañeros en una asamblea reclamando “el medio boleto estudiantil, pero también que baje el precio de las tortas negras”.
Por eso el homenaje tuvo el formato de fiesta popular, en un improvisado escenario en la Plaza Alvear ,en el centro de la ciudad, por el que pasaron la música de Carlos Negro Aguirre, Luis Barbiero, Ángela Herrera, Samba Na Esquina y otros, junto a la poesía militante en las voces de integrantes de HIJOS Regional Paraná.
“Queríamos que todos pudieran ser partícipes de este triunfo colectivo que significa la recuperación de uno de los tantos compañeros que todavía se encuentran en esa situación en la que los cobardes y asesinos los han puesto, en esa situación de no tener cuerpo, o la pretensión de eso que tenían los asesinos”, dijo Gustavo en diálogo con Infojus Noticias, tomando del brazo a Clara Fink, una de las Madres de Entre Ríos.
“Esto significa que la lucha dio sus frutos. Eduardo va a poder estar con sus padres y con su hermano. Por un lado eso trae alegría, y por el otro, también la tristeza de que ellos no pueden estar para recibirlo”, dijo Clarita, que a sus 86 años todavía no sabe qué fue de su hijo Claudio, secuestrado de su casa el 12 de agosto de 1976, en Paraná.
En el mismo sentido, Gustavo remarcó que “lo más valioso de todo esto es que muestra que el esfuerzo, la tenacidad y la constancia en la búsqueda de verdad y justicia dan sus frutos”.
Luis Pirro, compañero de Eduardo, destacó “el efecto reparador del hallazgo de los restos” porque “permite objetivar que el secuestro, las torturas, el asesinato y el hecho de que escondan el cuerpo, que es lo que hicieron con Mencho, es una maniobra repetida miles de veces en la Argentina”.
Luis es también un protagonista de la tragedia colectiva de los argentinos: “Yo me encontré con Mencho un mes antes de que lo mataran. Hacía poco habían matado a otro compañero, (Luis Alberto) Bicho Fadil en Santa Fe y hablamos de eso. Y en junio de 1977 me encontré en Rosario con Mario Menéndez, otro compañero, y hablamos de que no había noticias del Mencho, que no sabíamos dónde estaba y pensamos que lo habían chupado. Con cada uno fui hablando del otro. Y Mario fue el último, porque después de la tercera vez que nos vimos no tuve más noticias de él, tampoco”.
Todo pasó en diez meses: el 6 de octubre mataron a Fadil, el 17 de diciembre asesinaron a Germano y entre el 10 y el 12 de agosto desapreció Menéndez. Tres estudiantes secundarios, tres amigos, tres desgarros. Hoy, 38 años después, Eduardo está de vuelta.
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