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Jorge Lew, padre de Agustín, que murió a los 21 años en el atentado, participó del acto de Memoria Activa frente a Tribunales. Al mismo tiempo, en Pasteur al 600, la AMIA y la DAIA también pedían justicia y recordaban a sus seres queridos. Crónica de dos conmemoraciones, a 21 años de la voladura de la mutual judía.
—Sebastián Barreiro
—¡Presente!
—Jacobo Chemauel
—¡Presente!
—Andrés Malamud
—¡Presente!
Fueron solo tres de los 85 nombres que esta mañana se escucharon tanto en la plaza Lavalle, frente al palacio de Tribunales, como frente a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), donde hace 21 años se produjo la explosión que les quitó la vida y dejó a más de 300 personas heridas. Los actos para conmemorar el atentado se realizaron en simultáneo, frente a la sede de la mutual el organizado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), la AMIA y Familiares de Víctimas, y el otro por la agrupación Memoria Activa.
En la plaza Lavalle, a la lectura de los nombres siguió el lamento de los shofar, un cuerno de carnero que es utilizado como instrumento litúrgico para conmover el alma. “En la democracia griega representa el llamado al pueblo, y para los familiares y partícipes de Memoria Activa es el sonido con el que esperamos despertar a la Justicia”, contó a Infojus Noticias Patricio. Integrante de Memoria Activa, Patricio fue uno de los primeros en llegar a la plaza, junto a Jorge Lew, el papá de Agustín, un joven de 21 años que perdió la vida entre los escombros.
—¿De qué proyectos hablaban con Agustín? ¿Cuáles eran sus planes?
—Quería vivir—, alcanzó a decir Jorge. Después, retomó el recuerdo. Esa mañana, desayunó con Agustín y con Norma, su esposa, la primera presidenta de Memoria Activa. Una hora después, lo llamaron para avisarle que el lugar donde trabajan su esposa y su hijo había explotado. Cuando llegó a la sede de la mutual, Norma ya estaba internada y él decidió quedarse porque alguien le dijo que había visto a Agustín. Pero estaban equivocados: tres días después, el mismo día de su cumpleaños, le entregaron el cuerpo de su hijo sin vida.
Norma falleció años después sin tener el alivio de la condena para los responsables del atentado, y cuando todavía la causa por el encubrimiento de estos hechos, iniciada en 2000, se escabullía entre trámites y argucias de los acusados. “Si la causa no está muerta es por Memoria Activa”, dijo Jorge. Y recordó que el reclamo por justicia se renueva para él, cada día, por las ausencias que le duelen.
Ahora, cuando el aniversario del atentado “alcanzó la mayoría de edad”, dijo el periodista Walter Goobar, “vamos a terminar de comprender cuál ha sido el papel que jugó esa siniestra organización –refiriéndose a la SIDE– y por qué lo ocultaron”. Fue el primero de los oradores en el acto de Memoria Activa, y como todos, se refirió así al juicio que comenzará el 6 de agosto, y tiene como acusados al ex juez Juan José Galeano, al ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy, y su jefe el entonces presidente Carlos Menem.
Reclamos frente a la mutual
En medio de un fuerte operativo de seguridad se realizó el acto organizado por AMIA y DAIA que fue conducido por la periodista Cristina Pérez y tuvo entre sus oradores a Ariel Cohen Sabban, tesorero y miembro de la comisión directiva de la AMIA. Cohen Sabban reclamó “esclarecer la conexión local” del atentado y cuestionó el Memorándum de Entendimiento para que Irán colabore en la investigación. “Criticamos el instrumentos y el texto”, señaló Cohen Sabban y rechazó las críticas recibidas por la mutual.
Y resaltó que “mañana también se cumplen 6 meses” de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que “fue un hecho traumático”. Cerca del escenario la escuchaban Iara Nisman y Sara Garfunkel, la hija mayor y madre del fallecido fiscal. La adolescente, de 15 años, subió al escenario y prendió una vela en memoria de su papá. Y la conductora leyó un texto escrito por la joven.
A Iara también le habló Mario Averbuch, padre de Yanina Muriel, que tenía 20 años cuando explotó la AMIA. Y sobre el final Raúl Lavié interpretó la canción "El sueño imposible". Entre quienes lo escuchaban estaba Susana, ella le contó a Infojus Noticias que tras el atentado esperó con una campera a su hija, Silvana Alguea de Rodríguez, durante una semana. “Con el tiempo me di cuenta lo estúpida que fui, pero bueno, yo tenía esperanza”, explicó apenas minutos después de terminado el acto, en la esquina de Viamonte y Pasteur, a metros de donde funcionaba la mutual.
Silvana tenía 28 años y trabajaba en el cuarto piso. Era asistente social y había empezado a trabajar ahí cuando volvió de Israel, en 1991. “Lo que no la mató la guerra del Golfo, la mató la AMIA. Vivía a diez kilómetros de la franja de Gaza y volvió”, cuenta Daniela, la hermana menor de Silvana. Ella tenía 16 años e iba al club entrenar cuando escuchó por la radio lo que había pasado en el lugar donde trabajaba su hermana. Se bajó y llamó a su familia. Ellos ya estaban yendo hacia Once y ella se fue a buscar a su sobrina, Gabriela, la única hija de Silvana, a la guardería. La beba tenía solo ocho meses. A Silvana la encontraron el domingo a la noche, fue una de las últimas personas en ser encontradas. Entonces su familia seguía ahí, esperándola. Y desde entonces no dejaron ir un solo año a los actos. Gabriela tampoco. Tiene apenas ocho meses más que la tragedia.
El juicio por encubrimiento
Las referencias al próximo juicio por encubrimiento fueron el eje del acto organizado por Memoria Activa frente a los tribunales porteños. “Los caminos de la injusticia tienen demasiados vericuetos, demasiadas frustraciones, demasiadas amistades, demasiada gente que vivió y se enriqueció a costa de la causa AMIA”, dijo Diana Malamud, su esposo Andrés Malamud era arquitecto y dirigía las refacciones del edificio cuando estalló.
Antes, el director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) Gastón Schiller recordó el reclamo ante los fueros internacionales, a los que acompañaron a los familiares. Y el periodista Goobar se refirió a las motivaciones de la SIDE de Anzorreguy, para orquestar el encubrimiento, de un atentado del que habrían estado anoticiados.
“Durante 21 años la ahora disuelta SIDE y durante la última década el fiscal Alberto Nisman se negaron sistemáticamente a avanzar un solo milímetro en la investigación de las conexiones locales del atentado”, aseguró el periodista. Frente a unas cuatrocientas personas, Diana retomó la línea que apunta a las deudas de la justicia: “A 21 años del atentado terrorista contra la AMIA queremos que en este juicio oral no fracase la justicia, porque nuestros familiares, nosotros y la sociedad lo merece, porque la memoria de nuestros familiares tiene forma de justicia”.
“En el último tiempo se ha hecho notoria una campaña mediática para intentar lavar la cara de Galeano y convertirlo”, el ex juez que tuvo a cargo la investigación del atentado, ahora imputado por su encubrimiento. Se refería a una serie de entrevistas al ex juez que, “casualmente”, dijo Malamud, dio asesorado por la “misma agencia de prensa utilizada por (Rubén) Beraja” (ex presidente de la DAIA imputado por el encubrimiento) y por (Alberto) Nisman”, a quien también desde hace tiempo señalaron por la falta de respuesta.
Junto a los integrantes de Memoria Activa, en el escenario estuvo la Abuela de Plaza de Mayo Estela de Carlotto. Recordó que hace 21 años, desde la sede de la asociación “escuchamos el ruido horrible de la muerte”; pero destacó: “la verdad, aunque se la quiera ocultar aflora sin pedir permiso, hay que abonarla con memoria y con el compromiso de un pueblo que no se conforme con mentiras”. “El atentado a la AMIA es una llaga que arde y solo la verdad podrá sanar”, dijo, resaltando que el próximo mes comenzará el juicio por encubrimiento, habló desde la experiencia: “la justicia tarda, pero llega y sana”.
CD/MB/AF
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