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17-5-2013|18:21|Lesa Humanidad Nacionales
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Su última declaración en el juicio por el Plan Cóndor

"Asumo en plenitud mis responsabilidades castrenses"

La última declaración de Videla fue el 14 de mayo en los tribunales de Comodoro Py. “Este tribunal no es competente y sí lo era el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, mi juez natural”, dijo.

  • Sergio Goya - Infojus
Por: Natalia Biazzini

Videla, de 87 años, con su paso lento y encorvado se acercó al estrado desde la penúltima fila. En la sala, además de los abogados y los acusados, no había más de quince personas. “No voy a declarar ni voy a aceptar preguntas”, dijo. Su voz era casi un susurro. El juez le pidió que se acercara al micrófono. El viejo dictador repitió la frase. Era martes. Nadie sospechaba que iba ser la última vez que Videla pisaba un tribunal. Todavía le quedaban varios jucios por delante. 

 
El martes pasado era el último de los 25 imputados en el juicio del Plan Cóndor que debía hablar ante los jueces del Tribunal Oral Federal N°1. La audiencia comenzó a las dos de la tarde. Antes de Videla habló el exmilitar Carlos Tragant. Su declaración le tomó dos horas y tardó una hora más en responder preguntas de la fiscalía, querella y de la defensa. 
 
A las cinco de la tarde, los jueces habían sugerido posponer la audiencia para hoy viernes a las 10 de la mañana. Pero la defensora oficial de Videla, Pamela Bisserier, pidió que declarase igual, que ella presumía que no llevaría mucho tiempo. Y así fue. 
 
Como todas las audiencias, el Tribunal lo había ubicado ahí, sentado al lado del exjefe de Regimiento Patricios Humberto Lobaiza y el exagente de la Side Miguel Ángel Furci. 
 
Se acercó al estrado con una carpeta azul y un oficial de policía lo ayudó a ubicarse. En la sala había un poco más de quince personas de público. Aunque algunas de las partes creían que el expresidente de facto iba a declarar, apenas se sentó lanzó la que ahora será recordada como su última declarión. Dijo que iba a decir dos o tres comentarios. El Tribunal lo permitió. Volvió a acercar la boca al micrófono. “Asumo en plenitud mis responsabilidades castrenses por lo actuado por el Ejército en el marco de la guerra contraterrorista”.  
 
“Este tribunal no es competente y sí lo era el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, mi juez natural. Para entonces, por algunos de los hechos fui sancionado y por otros fui absuelto. A mis subordinados los acompañaré, como preso político, hasta que el último de ellos recobre su ansiada libertad”. 
 
Minutos antes había dicho que no tiene ningún tipo de pensión ni jubilación a diferencia del resto de los represores, que por ser militares retirados cobran entre ocho y diez mil pesos dependiendo el cargo castrense que tuvieron. 
Desde que comenzó el juicio, el 5 de marzo, Videla al igual que el resto de sus excamaradas, siempre acudió de traje y corbata. También usaba anteojos con un marco de color dorado. 
 
En el banquillo de los acusados solía charlar animadamente con los abogados y con el resto de los acusados.  Sonreía. Movía mucho  las manos para explicarse. 
 
En la primera etapa del juicio escuchó atento las indagatorias de los represores. Una vez se quedó dormido.  Siempre con las piernas cruzadas.
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