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19-5-2015|17:40|Lesa Humanidad Nacionales
Recuperó su verdadera identidad en agosto de 2012

“Cada momento de mi embarazo me relacionaba con mi mamá”

Florencia Laura Reinhold Siver declaró frente al Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5. Hoy empezó el juicio por su apropiación y la falsificación de su acta de nacimiento. Entre los acusados están sus apropiadores, Juan Carlos Lavia y Serafina Marchese, y el médico que firmó la partida apócrifa. Florencia nació en enero de 1978 en el Hospital Naval. “Hasta febrero lo pasé con ella, que me pudo amamantar. Sé que me apodó ‘Lauchita’”, declaró hoy.

  • Juan Carlos Lavia y Serafina Marchese, los apropiadores. Fotos: Facundo Nívolo.
Por: Cecilia Devanna

Fue el embarazo de su primer hijo lo que a Florencia Laura Reinhold Siver le hizo hacerse decenas de preguntas sobre su identidad y sus orígenes. En ese momento “apareció por primera vez la idea de que había una madre y un padre. Cada momento de mi embarazo me relacionaba con mi mamá”, declaró hoy frente al Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5, que juzga su apropiación y la falsificación de su acta de nacimiento. Entre los acusados están sus apropiadores, Juan Carlos Lavia y Serafina Marchese, y Francisco De Luca, un médico amigo de Lavia que firmó la partida apócrifa.

Florencia es bellísima, tiene un hablar delicado y se ríe con dulzura. Tiene 37 años, es médica clínica, está casada y tiene dos hijos. Desde que era una nena supo que era adoptada y a los 21 se enteró de que podía ser hija de desaparecidos. Y si con su primer embarazo comenzaron a surgir tantas dudas con su identidad, después del segundo empezaron a responderse.

Durante el primer embarazo, sintió que “necesitaba saber, pero a la vez tenía temor de abrir la caja de Pandora”, contó hoy. La angustia que tenía la llevó a ir a terapia y, por consejo de su psicóloga, se acercó a la sede de Abuelas de plaza de Mayo. Preguntó por el examen de ADN. Habló con un abogado, dejo su nombre de pila y un teléfono y se fue. No volvió más. “La sensación de ser yo la que destapara la olla, me resultó muy pesada”, contó. Eso fue en 2007, 2008, según recordó ante las preguntas de la fiscalía a cargo de Pablo Parenti y Miguel Palazzani y la querella de Abuelas. “Básicamente decidí: ‘Esto no lo puedo hacer . Hasta que ellos no estuvieran más”. Ellos eran Lavia y Marchese, que hoy la miraban desde el banquillo de los acusados. Florencia mantiene una buena relación con ellos.

En 2010 Florencia tuvo a su segunda hija. Las preguntas se repitieron, pero no volvió a Abuelas. En junio de 2011, mientras se preparaba para festejar el primer cumpleaños de la beba, sonó el teléfono. “Me llamaron de Abuelas, del área de investigación”, declaró. Arregló para encontrarse al día siguiente en un bar. Ahí le contaron que había denuncias y sospechas de que podía ser hija de desaparecidos. “Yo estoy prácticamente segura de serlo”, les respondió.

“Yo hasta acá llegue. Hasta acá puedo llegar a protegerlos”, dijo que pensó cuando decidió que era hora de “reconstruir el rompecabezas que había sido mi vida”. Fue al hospital Durand para hacerse el examen de  ADN y en agosto la llamaron para decirle que había dado positivo. Entonces supo que sus papás habían sido Susana Siver y Marcelo Reinhold. Eran dos estudiantes de Derecho de la Universidad de Buenos Aires que militaban en la JUP/Montoneros. Fueron secuestrados el 14 de agosto de 1977. Susana continúa desaparecida. El cuerpo de Marcelo apareció asesinado a un costado de la Panamericana, adentro de un auto, en noviembre de aquel año.

Parte de esa historia la reconstruyó con la carpeta que le entregaron en Abuelas, con recortes y fotos. “Fue muy shockeante”, declaró y a través de sus tíos maternos y paternos, sus primos, y de Luisa, su abuela paterna, la única a la que pudo conocer.

Una tía y una sobrina de Florencia, hoy en el juicio.

La noche que mataron a Arrostito

Florencia sabe que nació el 15 de enero de 1978. Lo supo por los testimonios de sobrevivientes de la ESMA, que lo recordaban por que “esa madrugada fue la que mataron a (Norma) Arrostito. De mi mamá no se sabe más nada desde que me separaron de ella”, contó. “Supongo que hasta febrero lo pasé con ella, que me pudo amamantar. Sé que me apodó “Lauchita”, porque era muy chiquita”, agregó. Florencia nació por cesárea en el Hospital Naval de la ciudad de Buenos aires, adonde su mamá fue trasladada desde la ESMA, donde estaba detenida junto a Marcelo.

En los primeros días de febrero de ese año, Florencia fue entregada a Lavia y Marchese. Se las dieron en una calle de Belgrano, según se desprende del testimonio de Lavia, que hoy declinó de declarar, por lo que fue leída su versión de 2012. El médico cirujano de 70 años contó entonces que con su esposa habían tenido problemas para tener hijos, pero que los estudios diagnosticaron que no había ningún impedimento físico. Por eso les sugirieron que adoptaran un bebé.

Él contó esa situación en el sanatorio de la UOM de Haedo, donde trabajaba, y fue ahí que un compañero, el médico militar Aldo Clemente Chiappe, le dijo que podían darle “una criatura que habían dejado en el hospital Naval de La Plata”: “A los pocos días me entregó a la nena de menos de un mes”. Aseguró que “nunca” dudó de la historia. Y agregó: “No tenía ni idea de lo que estaba pasando” en el país, en referencia a la dictadura. Marchese apoyó todos los dichos de su marido en un escrito que presentó en 2012 y negó todo tipo de relación con las fuerzas militares. 

El argumento de De Luca frente a la justicia también fue desconocer lo que sucedía durante la dictadura cívico-militar y aseguró que, cuando fue a conocer a la beba que había adoptado su amigo Lavia, como él era obstetra, se ofreció a firmarles el acta de nacimiento. El documento apócrifo sostenía que Florencia había nacido el 10 de febrero en la calle Honduras de Capital Federal y que sus padres biológicos eran Marchese y Lavia, a pesar de que desde que ella tenía cuatro años ya le contaron que era adoptada.

Cuando Florencia tenía alrededor de 21, Lavia, que atravesaba un tratamiento de quimioterapia, volvió de una de las sesiones y le dijo que le preguntó si sabía quiénes eran las Abuelas de Plaza de Mayo. “Él me dijo que él creía que yo podía ser hija de desaparecidos. Y si alguna vez quería completar mi historia, empezara por ahí. El momento fue raro. Me impactó”, contó Florencia, que entonces no avanzó con el tema. Sobre la responsabilidad de Lavia y Marchese, Florencia aseguró: “Yo decidí que sea la justicia la que decida la participación que tuvieron ellos”.

Adriana Reinhold, su tía paterna, declaró después de ella. Contundente, dijo que le parecía “perverso” haber delegado en Florencia la decisión de averiguar cuales podían ser sus orígenes.

La mujer contó cómo en 1982 reconstruyeron por testimonios de sobrevivientes el nacimiento de Florencia y cómo empezaron a buscarla. También habló de la relación que intentan construir  desde que se reencontraron y del 2 de agosto de 2011, cuando recibió el llamado de Estela Barnes de Carlotto.

“Yo tenía que declarar en Plan Sistemático y me llamó y me dijo: ‘Adri, te tengo que contar algo. ¿Estás sentada? Le dije que no y me dijo ‘anda a buscar un lugar para sentarte”, relató emocionada. Carlotto esperó que se sentara y le dijo: “Encontramos a tu sobrina”. Adriana se empezó a reír y a llorar. Trabaja en el Ministerio de Desarrollo Social y salió para la sede de Abuelas. “Estoy a seis cuadras de la sede, pero me tomé un taxi y como me pareció que tardaba mucho me bajé y fui corriendo”, contó.

Después declararon Augusto Reinhold, hermano de Marcelo, y dos primos. El debate se reanudará el martes próximo a las 9 con la declaración vía conferencia desde Israel de una tía política de Florencia.

CD/RA

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