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El fallecido fiscal denunciaba un supuesto "plan delictivo" para encubrir a los acusados por el atentado a la AMIA. Pero los agentes que en teoría comandaban la negociación no eran tales, los acuerdos comerciales no existieron y la supuesta reunión secreta en la que comenzó el supuesto plan fue tan pública que salió en las agencias de noticias.
En 289 páginas, el fallecido fiscal Alberto Nisman desplegó todas las pruebas que pudo recolectar para denunciar una “plan delictivo” para dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados por el atentado de la AMIA. El grueso de sus argumentos se basa en artículos periodísticos, menciones de discursos públicos y escuchas telefónicas a una sola persona en las que nombra a quienes el funcionario judicial pidió imputar. Sus pruebas y sus afirmaciones ya fueron refutadas por documentos presentados por distintos funcionarios.
El primer paso del “plan delictivo” basado en fuentes en off.
Nisman asegura que el puntapié del “plan delictivo” para encubrir a los sospechosos por la voladura de la AMIA fue en una reunión “secreta” entre los cancilleres argentino e iraní y el Presidente y el Canciller sirios el 23 de enero de 2011 en Alepo, Siria. Un primer argumento que refuta el carácter secreto que le atribuye al conclave es que la presencia del canciller en ese país fue pública y hubo un cable de la Agencia Télam cubriendo esa información.
Para fundamentar su hipótesis el fiscal considera que son “prueba suficiente” distintas notas periodísticas. Nombra un artículo del periodista Gabriel Levinas que recurre a fuentes en off de la cancillería de Israel que confía que del encuentro participaron: el diplomático Walid Almohalem y el ministro de relaciones exteriores, Ali Akbar Salehi. Otra de las fuentes sobre las que se basa Nisman es el periodista fallecido José Ricardo Eliaschev que en otro artículo dijo haber accedido a una copia de un documento secreto redactado por el Ministro Salehi, y dirigido al entonces Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, que narraba datos y conclusiones de ese encuentro. Eliaschev ratificó esos dichos en sede judicial. Sugestivamente, ese “típico paper intergubernamental” que Eliaschev vio, no está redactado en farsi sino en inglés.
En primer lugar, el corazón de la denuncia apuntaba a que el Memorándum de Entendimiento se había hecho con la intencionalidad oculta de intercambiar impunidad para los funcionarios iraníes que habían sido acusados por el atentado, por un aumento del intercambio comercial con el país asiático.
El móvil comercial
El intercambio comercial, otra de las motivaciones del supuesto “plan criminal”, tampoco queda demostrado con evidencia. En una de las charlas el comerciante Jorge Khalil dice “…el tema que necesita Argentina es petróleo, todo petróleo, y todo lo que está comprando…Irán en grano se lo pueden dar, ese petróleo a cambio de granos…” y agrega: “…Argentina tiene una gran necesidad de petróleo e Irán tiene una gran necesidad de granos y todo eso, empezar el intercambio…”. Esto no está respaldado con pruebas: el intercambio nunca existió. No hay informes técnicos, no hay voces de especialistas en las 289 páginas que avalen los dichos de escuchas en los cuales confía el fiscal.
Circulares rojas
Toda la primera parte de la denuncia se centra en los pedidos de captura de máxima prioridad para Interpol que tienen 5 de los 8 imputados de origen iraní por el atentado. “La baja de las notificaciones rojas constituyó el interés central para las autoridades iraníes en este acuerdo y el canciller (Héctor) Timerman aceptó y contribuyó a ello. Hizo todo lo posible para que ese objetivo fuera cumplido por Interpol, más allá de sus declaraciones públicas en sentido contrario, porque sostener la verdad además de confesar su participación en el plan delictivo, hubiese sido incompatible con los reclamos de justicia. La diligente y a la vez inesperada –para los encubridores– actitud de Interpol, específicamente de su secretario general, Ronald Noble, lo impidió”, dice Nisman en la página 107 donde describe el supuesto interés de Ián.
En la página 270 redobla la apuesta y dice que el plan “pergeñado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner” se basaba en “el cese de las notificaciones de Interpol”, objetivo que no se cumplió, según Nisman, por el firme accionar del Secretario General Ronald Noble, quien fue titular de Interpol desde 2000 hasta 2014
En la carilla cuenta una reunión de Timerman con el secretario general de Interpol el 26 de noviembre de 2013 en la sede de la organización en Lyon y dice que el canciller argentino intentó convencerlo “para que cediera y dispusiera el cese de las notificaciones rojas”. que avalan la decisión del gobierno argentino en mantener las alertas rojas. En el apartado de la página 83, cuando habla de los “motivos” del plan criminal Nisman dice: “Timerman no cumplió, no porque no haya querido, sino porque Interpol se lo impidió”.
La semana pasada Timerman leyó un correo electrónico que le mandó Noble, donde quedó sentado, por escrito, que Argentina insistió una y otra vez para que el memorandum de entendimiento con Irán no afectara la vigencia de las notificaciones rojas de Interpol sobre ciudadanos iraníes sospechados de participar en el atentado a la mutual israelita de 1994. “Usted indicó que INTERPOL debía mantener las notificaciones rojas en vigor. Su posición y la del Gobierno argentino fueron consistentes y firmes”.
Las palabras del funcionario quedaron respaldadas, también, por una entrevista que dio Noble el fin de semana al diario Página 12. “Lo que dice Nisman es falso. Ningún integrante del gobierno argentino trató nunca de que bajáramos los alertas rojos contra los funcionarios iraníes”, dijo.
Las escuchas
La mayor parte de las escuchas del escrito surgieron de cuatro teléfonos intervenidos durante dos años y medio atribuidos a Jorge Khalil -el supuesto “agente iraní” que “comandaba las negociaciones”.
En las charlas, que se presentan como el pilar de la denuncia, Khalil habla con el dirigente Luis D´Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche, ente otros. Las acusaciones del fiscal se basan en lo que se desprende de esos diálogos, sin embargo, no hay intervenciones en los teléfonos de D´Elía y Esteche que al final de la investigación de Nisman terminan con un pedido de imputación.
Los dos acusados sabían que sus comunicaciones eran escuchadas por otros. A pesar de ello, y de acuerdo con la mirada del fiscal, hablan de cómo encubrir y dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados por el atentado de la AMIA .
-Khalil: Pero boludo, no puedo decirte por teléfono cómo viene la mano, pero....está dentro del marco, Luis.
-D’Elía: Ah, ah....ok, ok, ¿fue conversado antes?
-Khalil: Claro, bolas, claro. No puedo hablar por teléfono, este teléfono de mierda está re pinchado y el tuyo está más pinchado que el mío todavía.
D’Elía: Pero ¿se sabía de antes?... ¿no es sorpresa?
-Khalil: No.
El fiscal acusa a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al canciller Héctor Timerman y al diputado Andrés Larroque, cuyas voces no aparecen en las escuchas ni tampoco ordena ninguna diligencia para comprobar los dichos de terceros sobre ellos.
Por otro lado, ni D’Elia ni Esteche tienen influencia alguna en la política exterior del gobierno. "El que quiera creer que soy Pinky y Cerebro armando la política exterior argentina lo va a creer", dijo Esteche al conocerse la acusación.
Los agentes secretos que no eran agentes ni secretos
Nisman no quería hacer pública la denuncia porque, según él, estaban involucradas dos personas que trabajaban para la Secretaría de Inteligencia: Ramón “Allan” Héctor Bogado y el ex juez Héctor Yrimia. Ayer, tras la desclasificación de sus identidades, el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, confirmó en una nota enviada al juzgado de Ariel Lijo que no pertenecen ni han pertenecido a personal de la planta permanente, contratado, de gabinete ni personal transitorio.
En la página 243 Nisman afirma que Bogado es “funcionario de la SI, con llegada directa al entorno presidencial” y que ha sido “especialmente seleccionado para instrumentar, materializar y llevar adelante los designios criminales de la presidente y el canciller”.
¿Cómo argumenta Nisman que Bogado era agente de inteligencia? “Por su propia confesión y por la información que maneja”.
Al ex juez Yrimia se lo vincula con el plan de plantar una pista falsa a la que llama la de los “fachos locales”. Esto también tiene como único sustento las escuchas a Khalil. Los supuestos intentos por “plantar” esa pista no existen en el expediente.
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