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24-5-2015|12:30|Lesa Humanidad Nacionales
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El testimonio de una sobreviente en la inauguración de una muestra museográfica

"Es emocionante ver cómo se transformó un lugar que fue símbolo de la muerte"

Ana Testa fue raptada el martes 13 de noviembre de 1979. Los represores se la llevaron a la ESMA, donde pasó ocho meses secuestrada. Su testimonio es clave en los juicios por lesa humanidad. Testa se recibió de arquitecta, pero hace 20 años que trabaja como ingeniera.

  • Sol Vázquez
Por: Laureano Barrera

La mujer está acompañada por otra, discretamente, a metros de un escenario donde habló ante dos mil asistentes. La inauguración de una muestra museográfica en el ex Casino de Oficiales de la ESMA se transmitió por cadena nacional - con la presencia de la presidenta Cristina Fernández- y Ana Testa fue la única sobreviviente del centro clandestino de la Marina que tomó la palabra. “Fue impresionante ver el entusiasmo que había en este lugar, que fue el símbolo de la muerte”, dice a Infojus Noticias. La mujer a su lado es Betina Ruth Erenhaus, ex detenida y compañera de Pablo Amando Lepíscolo, secuestrado en agosto de 1979 y desaparecido.

Ana fue raptada el martes 13 de noviembre de 1979 del interior de una peluquería, en la esquina de Junín y French, durante un operativo importante. “Había llevado a mi hija de tres años a la peluquería que quedaba enfrente de donde vivía. Entraron dos tipos y me sacaron a empujones mientras yo gritaba pidiendo ayuda”, contó en el año 2006 al diario La Capital. La metieron en un Falcon y la llevaron a la ESMA. “Allí comenzó el calvario”, detalló. Una semana después, dejaron a la hija con su abuela, en San Jorge, el pueblo del interior de la provincia de Santa Fe donde nació, y donde sigue viviendo.

Ella pasó ocho meses secuestrada en la ESMA, la mayor parte del tiempo en un cuartito del sótano. Buscaban a su compañero Juan Carlos Silva, que fue secuestrado y visto en Campo de Mayo a fines de 1980, durante la contraofensiva Montonera. Durante la primera semana Testa fue llevada varias veces a la huevera y torturada salvajemente. “Recuerdo que bajé una escalera. Empezaron a golpearme, me ataron y me torturaron durante cuatro o cinco días, qué sé yo. Perdí la noción del tiempo”, dijo en una entrevista al periodista español Francesco Relea.

Pero el horror fue más complejo, tal como lo relató Ana en 2001 durante aquella entrevista con el periodista del diario El País, publicada en Página 12. “Cuando pasabas cierto tiempo en la ESMA te asignaban a alguien. A mí me tocó (Miguel) Cavallo. Era la persona que me permitía hablar por teléfono, la que al cabo de un mes me llevó a casa de mis padres en Santa Fe. Tenía una relación muy cordial conmigo. Por eso me costó años poder elaborar la imagen que ahora tengo de él. Apenas hace cinco años que he podido definir quién es ese tipo. Pretendían destruirnos de tal manera que fulanos como Cavallo nos generara situaciones controvertidas. Ese era su plan siniestro. Te obligaban a compartir tu vida con tu torturador. ¿Sabés lo que era tenerlo cuatro días durmiendo en casa, comiendo en la misma mesa, bañándose en la pileta?”.


El oficial de Marina Ricardo Miguel Cavallo la acompañó más de una vez a su casa. Se presentó como Marcelo Carrasco. La primera fue con Juan Antonio Azic. “Quedábamos en cautiverio en la propia casa”, recordó Silvina, la hermana de Ana, en el año 2006. “Todas las puertas y ventanas se cerraban y el imponía las leyes. Lo que se hablaba, lo que se hacía y el silencio. La tortura psicológica era su manera de manipularnos: una palabra de más ponía en riesgo nuestras vidas”. El 31 de diciembre recibieron a Cavallo para las fiestas. “Ellos vinieron y comimos en el patio. Fue siniestro esperar el año nuevo con un torturador sentado en la mesa”, agregó Silvina.

En esos días, la familia Testa encontró en la guantera del auto del marino el documento con su verdadera identidad. Lo copiaron en una agenda que aportaron como prueba en el juicio contra el represor en España, que instruyó el juez Baltasar Garzón. También una foto que pudieron sacarle en su casa.

Testa se recibió de arquitecta, pero hace 20 años que trabaja como ingeniera: es calculista de gasoductos y redes de polietileno para gas natural y diseñadora de cámaras. Luis D’Imperio –alias Abdala-, que dirigía el Casino de Oficiales cuando estuvo cautiva, está condenado y preso por sus crímenes. Rubén Oscar Lanzón –alias Guratti, que lo reemplazó en marzo de 1980- está siendo juzgado por primera vez y todavía no tiene condena. Hace tres semanas, durante la última visita a ese lugar –luego de su secuestro, había vuelto por primera y única vez el 19 de marzo de 2004, junto al presidente Néstor Kirchner y otros ex detenidos-, los fantasmas que la persiguieron todos estos años comenzaron a disiparse. “Cuando vinimos con Kirchner, en 2004, vimos esa cosa tan fea… yo pasaba por la puerta y temblaba”, le dijo a Infojus Noticias. “Fue una discusión grande. Pero para mí, esto tenía que tener este final. La otra, en la que yo estuve antes, no era la ex ESMA: era el mismo lugar donde yo había estado”.
 

LB/JMM

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