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El cotejo realizado entre las huellas dactilares del cadáver encontrado el martes a la altura de Arroyo Seco y las del empresario desaparecido el 17 de octubre, dio negativo.
El martes al mediodía, el cuerpo de un hombre de entre 35 y 40 años apareció flotando en las aguas del río Paraná, a la altura de Arroyo Seco, en las afueras de Rosario. Estaba maniatado, envuelto en una frazada y cubierto por una red. Ninguna de las personas reportadas como desaparecida en la zona coincidía con ese perfil. La Justicia determinó que ese hombre no es el empresario Damián Stefanini, desaparecido el 17 de octubre en la zona norte del Gran Buenos Aires. “Se realizó el cotejo entre las huellas dactilares del hombre encontrado y Stefanini para descartar que se trate de él”, dijo a Infojus Noticias Sebastián Carranza, de la fiscalía general de Rosario. Aunque aclaró que “No es Stefanini”.
El hallazgo del cuerpo sorprendió a los miembros de Prefectura que el martes, bajo el sol del mediodía, dieron con él a la altura de Arroyo Seco, 32 kilómetros al sur de Rosario. El cuerpo flotaba envuelto en una frazada, que estaba atada con cables y adentro de una red, como las que se utilizan en las canchas de tenis o vóley. “Ellos explicaron que, además, el cuerpo tenía signos de algún tipo de peso atado para que no saliera a la superficie, pero evidentemente se soltó y eso permitió que saliera a la superficie. La idea era que no apareciera más”, agregó Carranza.
El informe preliminar de la autopsia determinó que el cuerpo había permanecido entre uno y diez días en el agua, y que la causa de muerte eran dos puntazos a la altura del tórax. Como estaba en un avanzado estado de descomposición, aún no se pudieron completar todos los procedimientos de la autopsia.
El cuerpo llevaba ropa deportiva de marca, uno de los indicios que podría vincularlo al empresario y no tenía marcas de tatuajes. “Esos son los únicos indicios que coinciden con Stefanini, junto con la edad”, explicó Carranza. Y agregó que ante la falta de personas que estuvieran desaparecidas y coincidieran con el cuerpo hallado, sumado a que nadie se presentó a preguntar por él una vez que se mediatizó el caso, hicieron que desde Buenos Aires llegaran las consultas sobre si podría tratarse o no del empresario.
El viernes 17 de octubre Damián Stefanini salió de su casa en San Fernando rumbo a una reunión con su contador y nunca más se supo de él. Casado y padre de una beba de ocho meses, lo primero que se conoció sobre sus actividades es que se dedicaba al ploteo de mesas, sillas, y sombrillas, para empresas. Con el correr de los días, los investigadores determinaron que cambiaba cheques a diferentes personas, entre ellas una que estuvo mencionada en la causa por el triple crimen de General Rodríguez, en 2008. Los investigadores creen que el caso está relacionado con una deuda millonaria que tenía con un financista.
Su familia radicó la denuncia el mismo día de su desaparición y dos días después la policía encontró el Audi A4 del empresario en la zona de Vicente López. Dentro del auto se encontraron las chequeras, una tablet, la billetera con el registro de conducir y el DNI de Stefanini. Nunca hubo llamados extorsivos, ni pistas sólidas que permitieran encontrarlo.
Horacio Ognio, suegro de Stefanini, fue uno de los primeros en salir a reclamar por su aparición. No era la primera vez que el hombre enfrentaba un caso mediático en su familia. Ognio es el único sobrino de sangre de Carlos Carrascosa y era el propietario del arma cuyo calibre coincidía con el que fue asesinada María Marta García Belsunce, mujer de Carrascosa. Ognio declaró en el marco de esa causa y aseguró que su arma había sido robada dos años antes del crimen.
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