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José María Di Lorenzo, médico forense de la policía bonaerense de Mar del Plata durante 1975, fue quien reconoció los cadáveres del llamado “5 x 1” y realizó las autopsias. En su declaración aseguró que el fiscal Gustavo Demarchi nunca lo llamó para aportar en la investigación.
La madrugada del 21 de marzo de 1975 el médico forense de la seccional cuarta de la policía bonaerense de Mar del Plata José María Di Lorenzo fue convocado de urgencia a la entrada del barrio Grosellar. Tres cuerpos sin vida lo esperaban. Los tres habían sido acribillados a balazos. Uno de los cuerpos tenía 57 tiros, otro 33, otro 27, todos de grueso calibre. Los tres eran víctimas del operativo de la Concentración Nacional Universitaria (CNU) que trascendió la historia como “5x1”. Jorge Enrique, Jorge Lisandro y Guillermo Videla habían sido asesinados.
Di Lorenzo declaró ayer en el juicio oral y público que se le sigue los miembros de la CNU por los delitos de lesa humanidad cometidos en la previa del golpe de Estado en Mar del Plata. El médico encargado de identificar y hacer la autopsia a las víctimas aseguró que nunca fue citado a colaborar con la investigación. El dato relevante en relación a esto es que por entonces el fiscal a cargo de la pesquisa era Gustavo Demarchi, hoy imputado en la causa y sindicado como uno de los líderes de la agrupación de ultraderecha.
A los tres cuerpos hallados en el Grosellar se sumaron los de Enrique “Pacho” Elizagaray y el médico Bernardo Goldemberg. Estos crímenes, además de los homicidios de María del Carmen Maggi y los contadores Daniel Gasparri y Jorge Stoppani, tienen como imputados -como miembros de una asociación ilícita- a entonces integrantes de la Concentración Nacional Universitaria (CNU).
Di Lorenzo aportó detalles de su trabajo ante las preguntas de las partes. Se leyeron una a una las autopsias que dieron detalle de los numerosos impactos de bala que recibieron los Videla. La lectura de cada balacera que impactó sobre sus cuerpos posiblemente haya sido más extensa que las ráfagas de balas que los ejecutaron. De allí, el testigo entendió que posiblemente haya participado “más de un tirador”, y que las heridas en los cadáveres hablaban de distintos calibres y de armas de guerra.
Además, dejó en claro que nunca fue citado por las autoridades judiciales a cargo de la investigación para declarar. Entonces, el fiscal federal era el principal imputado en la causa que se investiga: Gustavo Demarchi.
“¿Qué le están diciendo estos cuerpos?”, le preguntó el Ministerio Público Fiscal. “No tenemos mucha experiencia en este tipo de situaciones. Son contados los hechos de esta naturaleza”, respondió Di Lorenzo y consideró que pudo tratarse de un enfrentamiento o una ejecución. Pero ante las preguntas del Tribunal, la Fiscalía y las querellas, reparó en que hubo un balazo que ingresó a una de las víctimas por la planta del pie derecho, lo que daría cuenta de que estaba caído al recibir ese impacto; que había heridas de bala sobre brazos, muñecas y codos que darían cuenta de un intento de defensa con el cuerpo ante los disparos; y que hay al menos una herida desgarrante que surge de la autopsia lo que podría indicar –siempre según las apreciaciones del testigo- de que la víctima giró o intentó girar el cuerpo al momento de la balacera.
Consultado sobre el análisis de esas muertes violentas, refirió el testigo que “uno trataba de apartarse de todo lo que pasaba, trataba de olvidarme de todo sino no se podía seguir viviendo”. Habló, además, de “un contexto de violencia” e interrogado por uno de los jueces sobre si tenía temor ante lo que estaba aconteciendo, señaló: “Por supuesto, uno tiene familia, hijos. Había que tener cuidado y ser prudentes”.
“Fue una terrorífica venganza”
En teleconferencia desde España, el médico pediatra jubilado, Andrés Cabo, dio cuenta de su tarea al frente de la coordinación de la Zona Sanitaria de la ciudad en el año 1975. Dijo el testigo que conoció a Bernardo Goldemberg cuando algunas semanas antes de que lo asesinaran había ido a ponerse a disposición, junto a su esposa, para trabajar en los barrios por la salud pública. Incuso, dijo que cuando lo asesinaron, en algunos medios salió su nombre y apellido como una de las víctimas del 5x1, por lo que entendió que lo habían confundido con él.
Cabo fue terminante cuando se le preguntó a quién atribuye los crímenes de entonces: “A CNU”, respondió y habló de “una terrorífica venganza”. “Cuando se produce el asesinato de Piantoni aparece el discurso del 5 por 1, era público”, señaló. El testigo también fue crítico sobre el accionar judicial ante los homicidios: “La respuesta de la Justicia fue totalmente negativa, no funcionaban los habeas corpus. La Justicia no estaba funcionando”.
JC/PW
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