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4-10-2014|12:05|Lesa Humanidad Nacionales
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Fotogalería

La caja de Roberto y Mossy: una historia de amor y memoria

Roberto Genovesi y Ángela “Mossy” Auad eran militantes de Vanguardia Comunista, en Tucumán. Ella guardó en una caja cartas, fotos, telegramas, poemas y dibujos de ambos. La secuestraran en la Iglesia de la Santa Cruz. La llevaron a la ESMA, la torturaron y fue víctima de un vuelo de la muerte. El fotógrafo Diego Aráoz armó el rompecabezas de esa historia.

  • Fotos: Diego Aráoz.
Por: Infojus Noticias

La caja de Roberto y Mossy, y la historia de amor que ella guarda, era una historia con la que creció Diego Araóz, que mucho después se convirtió en fotógrafo. Esa caja contenía cartas, fotos, telegramas, poemas y dibujos. Eran los papeles del amor entre Roberto Genovesi y Ángela Auad, a quien todos llamaban Mossy. Los dos eran militantes de Vanguardia Comunista, en Tucumán.

Roberto había visto venir la represión y les dejó la caja en custodia a los padres de Diego. Poco después lo detuvieron. Fue en 1975 y quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Eran los días en los cuales los militantes detenidos todavía tenían algún margen de sobrevida. Mossy sólo pensaba en volver a abrazarlo y empezó a deambular para encontrar la llave de la cerradura de la celda donde estaba Roberto.

Así llego a la Iglesia de la Santa Cruz, en el barrio porteño de San Cristóbal, donde se encontró con otros familiares de detenidos y con las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet. También estaba Azucena Villaflor, que sería una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, y al poco tiempo apareció un joven rubio, que decía que tenía un familiar desaparecido, era el marino Alfredo Astiz, que sería el entregador.

A Mossy la secuestraron junto a ellas. La llevaron a la ESMA, la torturaron y la tiraron al río, viva, desde un avión, pero su cuerpo se negó a irse y volvió a la orilla, llevado por la corriente. La enterraron como desaparecida pero en la ficha policial quedaron anotadas las tremendas fracturas de sus huesos: eran la prueba concreta de que la habían arrojado en uno de los vuelos de la muerte. Su cuerpo probó eso. Su cuerpo fue parte de la prueba para la condena a Astiz. Hoy, está enterrado

Desde el exilio, Roberto le escribió la última carta: la leyeron durante el entierro de Mossy en la Iglesia de la Santa Cruz.

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