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15 de Marzo 2016 - 19:14 hs
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6-3-2015|19:30|Lesa Humanidad Nacionales
Hoy se escuchó el último testimonio y los alegatos

Piden 12 años de prisión para la apropiadora de Penino Viñas

La audiencia de hoy fue la tercera audiencia en el debate oral y público por la apropiación de Javier Gonzalo Penino Viñas, el hijo de dos militantes desaparecidos que fue apropiado por el represor Jorge Vildoza en la ESMA. La madre de Javier estuvo secuestrada hasta el '84 y sus captores la dejaban llamar por teléfono a la familia. Hoy permanece desaparecida.

  • Foto: Sol Vazquez
Por: Cecilia Devanna

La querella de Abuelas de Plaza de Mayo, encabezada por los abogados Alan Iud y Pablo Lachtner, pidió hoy que se condene a 12 años de prisión a Ana María Grimaldos, que en 1977 se apropió de Javier Gonzalo Penino Viñas, hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino, dos militantes desaparecidos. Es por considerarla coautora penalmente responsable de la “retención y ocultamiento de un menor de 10 años” y “falsificación de documento de identidad y estado civil”. “Se ha acreditado el conocimiento que ella tenía del origen del niño” y de “la actividad de su marido durante el terrorismo de Estado”, aseguró Iud. La mujer es esposa de Jorge Vildoza, subdirector de la ESMA durante la última dictadura cívico-militar. La familia asegura que Vildoza murió en Sudáfrica en 2005, pero no aportaron pruebas fehacientes de eso a la justicia argentina. La querella, que se unificó con la de Alcira Ríos, que representa a la abuela de Javier, pidió que se considere el delito de “desaparición forzada” como crimen de lesa humanidad.

En diciembre de 1983, Cecilia, la mamá de Javier, logró comunicarse telefónicamente con sus familiares insinuando que se encontraba bajo custodia militar y que esperaba ser liberada. En marzo de 1984, en democracia, estableció el último contacto y luego no se supo más de ella. Una de esas conversaciones pudo ser grabada y fue escuchada durante el debate.

La audiencia de hoy fue la tercera en el juicio oral y público por la apropiación de Javier Gonzalo Penino Viñas, el hijo que Cecilia dio a luz en una sala de la ESMA, dos meses después de haber sido secuestrada. Javier, que recuperó su identidad en 1998, viajó desde Londres –donde vive con su esposa y sus dos pequeños hijos- para declarar en el juicio. Su testimonio fue a pedido de la defensa. "Vildoza le dijo que era un huérfano que le habían ofrecido adoptar y había hecho los trámites y que era el hijo adoptivo de la familia", recordó Javier al comenzar su testimonio frente a los jueces Leopoldo Bruglia, Néstor Costabel y Pablo Bertuzzi, la semana pasada. La estrategia de la defensa se basó en desligar a Grimaldos de la apropiación y centrar toda la carga en Vildoza.

La propia Grimaldos en su declaración de 2012, cuando fue detenida, hizo referencia a sí misma como una persona “sumisa e ingenua”. Javier insistió con eso. Dijo que ella “tenía absoluto desconocimiento de su origen biológico” y que fue su apropiador Vildoza quien lo llevó a la casa,  que le dijo a su esposa que era “huérfano y no tenía familia” e hizo  todos los trámites de adopción él mismo”. Y que fue él quien siempre se hizo cargo de “todos los trámites y gestiones de la casa”. Javier también reforzó la postura de Grimaldos cuando dijo que ella " se sintió traicionada cuando se enteró (de la verdadera historia)".

Hoy, el alegato de las querellas, rebatió esa posibilidad. Para el equipo de abogados, resultó “evidente que la señora Grimaldos se limitó a esgrimir un desconocimiento de los orígenes del joven” y agregaron que esto “cae por su propio peso” por todo los hechos que se ventilaron en el juicio y la carga de pruebas que se aportó. Consideraron “inaceptables” las declaraciones de la acusada y que “nadie puede pretender que una persona no debería concurrir a un organismo o un juzgado” cuando realiza la adopción de un menor.

Los abogados volvieron sobre la fuga de la familia, en 1984, luego de enterarse de que Abuelas había iniciado una causa por la presunta tenencia de un menor, hijo de desaparecidos. Grimaldos, Vildoza y Javier salieron de la Argentina rumbo a Paraguay, desde donde fueron a Gran Bretaña, Austria y Sudáfrica. Parte de ese periplo y los documentos falsificados que usaron para salir de Paraguay fueron algunas  de las pruebas que la querella uso para mostrar que la mujer no podía ignorar lo que sucedía y que sí tenía manejo de los papeles y documentos que circulaban a su alrededor.

En 1998 y tras enterarse por internet, de que había una causa que involucraba al matrimonio y que había familias que lo buscaban, Javier regresó al país, se realizó los exámenes y comprobó que era hijo de Cecilia Viñas y Hugo Penino. Luego  volvió a Sudáfrica y por último recaló en Londres, donde reside actualmente.

La audiencia de hoy comenzó con el último testimonio pedido por la defensa. Pasada la media mañana se sentó para declarar Catalina Curto de Neri. La mujer, de edad avanzada y con problemas de audición, recordó cómo conoció a Grimaldos, que era vecina suya. Y que un tiempo después ella la convocó para mostrarle el bebé que había “adoptado”. Contó que era “un bebé chiquitito” y “de rulitos”, pero no pudo precisar cuánto tiempo tendría. Habló de la “excelente señora” que es Grimaldos, de la sumisión que la caracteriza y de lo autoritario que era Vildoza.

Su testimonio ratificaba la estrategia de la defensa. “Jamás se ha revelado. Nunca la vi revelada ni nada”, dijo la mujer. Sin embargo, cuando llegó el turno de las preguntas y Alan Iud le consultó dónde fueron vecinas con Grimaldos, la mujer dijo que en Punta Alta. El detalle no pasó inadvertido. Después de un breve cuarto intermedio, Iud volvió sobre el tema y con el legajo de Vildoza demostró que el represor y su familia sólo habían pasado por allí en 1979, dos años después del nacimiento de Javier.

Las llamadas de Cecilia

Cecilia y Hugo, los padres de Javier, fueron secuestrados la madrugada del 13 de julio de 1977, cuando volvían de un velatorio a su departamento del barrio porteño de Almagro. Ambos eran marplatenses y militantes. 

Sara Solarz de Osatinski es una de las sobrevivientes del centro clandestino que vio a Cecilia adentro de la ESMA. “Venía de Buzos Tácticos de Mar del Plata y dio a luz a un varón y durante mucho tiempo venían a visitarla a la pieza de las embarazadas los altos jefes. (Antonio) Vañek (jefe del comando de Operaciones Navales y luego jefe del Estado Mayor General de la Armada); venían (Jacinto) Chamorro (el director de la Escuela) y (Jorge) Vildoza. Eran visitas permanentes. Dio a luz alrededor de octubre de 1977. También estuvo (el médico, Jorge) Magnacco”, declaró la mujer que ayudó en el parto de Cecilia.

Cecilia tenía 30 años cuando fue secuestrada y varios sobrevivientes del centro clandestino la reconocieron como “la chica del camisón azul”, porque con esa prenda estuvo vestida varios días antes del parto. En declaraciones realizadas previamente, Ana María Martí, otras de las detenidas que pasó por ese centro la recordó “como bonita, inteligente y que tenía claro lo que iba a pasar con ella una vez que tuviera a su bebé”. Pero el caso de Cecilia no fue como los demás. Aunque permanece desaparecida, tuvos contactos con su familia “en los albores de la democracia”. Llamó a su familia entre diciembre de 1983 y el 19 marzo de 1984.

El juicio continuará el próximo 20 de marzo a las 10 de la mañana con los alegatos de la fiscalía y defensa.

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