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El juicio por la megacausa “Jefatura II Arsenales II”, donde se juzgan a 41 imputados por los delitos cometidos contra 212 víctimas, está llegando a su fin. Ayer fue la penúltima audiencia. Durante la jornada se concluyó con las réplicas del Ministerio Público Fiscal, luego continuaron los defensores y se escucharon las últimas palabras de los imputados. Fue una mañana cargada de interrupciones y cruces entre los abogados.

Los discursos fueron heterogéneos: los hubo encendidos y de enojo y también calmos y de angustia. Sucede que la gran mayoría de los acusados es la primera vez que están siendo juzgados por delitos de lesa humanidad. Y la tensión volvió a estar presente en la sala. Leopoldo Peralta Palma, Pablo Camuña y Patricio Rovira, miembros de la fiscalía, expusieron las réplicas en torno a los cuatro puntos que había señalado el tribunal: la nulidad parcial de las acusaciones, la exclusión probatoria de algunos testigos, la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua y la inconstitucionalidad de los delitos de asociación ilícita. “Ellos han planteado más de mil nulidades”, señaló Camuña que aseguró que, desde la fiscalía, fueron muy responsables con las acusaciones sostenidas en los alegatos. “Se bajaron más de 120 acusaciones formales”, explicó.
 

Por su parte Peralta Palma indicó que la exclusión probatoria es un mecanismo propio del derecho anglosajón y que en Argentina no está contemplado. Sostuvo, además, que las defensas no lograron hacer prosperar las denuncias por falso testimonio y que esto era un último intento por sacar testimonios fundamentales. “Pedimos la pena que el Código Penal establece”, dijo Camuña respecto a los planteos de inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua. “Estamos teniendo en cuenta el daño ocasionado por los delitos cometidos”, agregó. Luego citó como antecedentes el juicio al genocida Antonio Domingo Bussi en la causa de Vargas Aignasse.

Las respuestas de parte de los abogados defensores empezaron con la defensa particular de Facundo Maggio y luego continuaron con los oficiales Ciro Vicente Lo Pinto, Alfredo Bertinni, Vanessa Lucero, Martín Galliano, Mariano Galleta y Manuel Bonnin. “No vamos a responder los agravios del Ministerio Público Fiscal”, dijo Lo Pinto al empezar las dúplicas. Los cruces e interrupciones entre los abogados fueron una constante durante toda la mañana de ayer.

Entre pedidos de perdón y denuncias de persecución

Finalmente llegó el momento de las últimas palabras de los imputados. Decidieron hablar doce de ellos: Luis Daniel De Urquiza, Ariel Orlando Valdiviezo, Tomás Adolfo Güemes, Ramón Ernesto Cooke, Celso Alberto Barraza, Benito Palomo, Hugo Enzo Soto, Luis Armando De Cándido, Juan Carlos del Jesús Benedicto, Hugo Javier Figueroa, Marcelo Omar Godoy y Jorge Omar Lazarte. Los dos últimos lo harán el viernes próximo en horas de la mañana.

Los imputados que hicieron uso de la palabra sostuvieron, en general, su inocencia; hicieron referencia a sus dolencias y dijeron comprender el dolor de los familiares de las víctimas. “El público sufriente denunciaba a escondidas su dolor”, dijo De Urquiza contextualizando sus dichos en los años de dictadura militar. “Tucumán no es muy grande y tienen que ser encontrados todos”, agregó. “Me atrevo a pedir perdón por cualquier tipo de delito que se haya cometido en nombre del Ejército Argentino”, concluyó el ex militar.

Valdiviezo, por su parte, afirmó: “Fui perseguido por ejército por las mismas cosas que aquí me juzgan. Por el ejército por negarme a cumplir órdenes y ahora por haberlas cumplido”. Sostuvo que nunca mató a nadie por lo que no tiene de qué arrepentirse. “Me duele ver cómo una madre no encuentra a su hijo y no puede velarlo”, dijo. “Este soldado solo cumplió órdenes como lo hicieron los guerrilleros”, justificó. Tanto Valdiviezo como De Urquiza participan de las audiencias por teleconferencia desde el penal de Ezeiza. Desde allí también hablaron Tomás Güemes y Ramón Ernesto Cooke.

Güemes relativizó el número de víctimas del terrorismo de Estado en el país, dijo que la semilla de aquellos ‘jóvenes idealistas’ germinó y prosperó y que hoy ocupan cargos importantes, aseguró que jamás tuvo problemas durante las detenciones en las que él participó y que ellos (los imputados) son también víctimas de “la incomprensiva desaparición que originó el calvario de los que entonces éramos jóvenes oficiales”. Cooke, por su parte, habló de las afecciones que tiene por su avanzada edad.
 

De los imputados que se encontraban en la sala, Celso Barraza dijo que quería expresar su inocencia de los cargos que se le imputan, que esa inocencia está avalada por la documentación que “el tribunal no está teniendo en cuenta” y que lleva 40 meses de cárcel común por un simple abuso deshonesto. “Nunca he matado, nunca he robado, nunca he maltratado a ninguna persona”, dijo Benito Palomo que pidió a Dios que guíe a los jueces. Por otra parte, Hugo Enzo Soto también sostuvo su inocencia y manifestó: “Quiero rendir homenaje a todos los muertos”.

Los últimos en tomar la palabra fueron De Cándido, Benedicto y Figueroa. Luis De Cándido se encuentra cumpliendo condena por el juicio de Jefatura I y su alocución cerró con una broma que sorprendió al presidente del tribunal. “Usted seguirá en la A y nosotros en la B”, dijo buscando su complicidad, explicando que él era simpatizante del club tucumano San Martín. Juan Carlos Benedicto no ingresa a la sala desde principio de año, permanece en el subsuelo y desde allí sigue la audiencia a través de la pantalla de un televisor junto a otros imputados. Ayer decidió entrar para decir sus últimas palabras antes de la sentencia. “No tengo ninguna relación con esto. Es todo lo que tengo que decir”, concluyó el único civil que decidió hablar. En tanto Hugo Javier Figueroa, ex policía, juró por su inocencia y entre lágrimas se refirió a sus familiares.

La audiencia se reanudará el próximo viernes. Durante la mañana se escuchará a dos de los imputados que manifestaron su deseo de dirigirse al tribunal (Godoy y Lazarte) y se espera que en horas de la tarde se dicte sentencia. Así concluirá el sexto juicio por delitos de lesa humanidad en la provincia de Tucumán, el que reúne los hechos ocurridos en dos centros clandestinos de detención clave en el diseño del circuito represivo.