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29-5-2014|15:11|Cordobazo Martín FresnedaEntrevistas
En el “Cordobazo” hubo más de 30 muertos y 500 heridos

"En el Cordobazo estuvieron mis viejos y mis abuelos"

El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, hará entrega de los expedientes de sus procesos a los familiares de trabajadores y estudiantes que participaron del “Cordobazo”, como su padres, secuestrados y desaparecidos en 1977 en Mar del Plata.

  • Sol Vazquez
Por: Pablo Waisberg

“Es una reparación moral, ética, para esos luchadores y luchadoras”,  dice el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. La restitución de los documentos de los procesos de los tribunales militares contra sindicalistas y dirigentes políticos tiene para él un valor especial. Son los expedientes de los juicios que inició el  Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (Cosufa) después del  “Cordobazo”,  ese estallido obrero-estudiantil que marcó el inicio de la caída de Juan Carlos Onganía en 1969. Su peso está en toda la historia, personal y social que se cruza en esos papeles. Su papá, el abogado Tomás Fresneda, fue uno de los estudiantes que participó del Cordobazo y luego se fue a vivir a Mar del Plata, donde sería secuestrado y desaparecido. Su mamá, Mercédes Argañaraz, hizo un recorrido similar.

Pero allí no termina el cruce: él se recibió de abogado y trabajó para Luz y Fuerza, uno de los sindicatos que encabezaron la revuelta que mantuvo ocupada la ciudad de Córdoba durante dos días. Se convirtió, en el gremio de Agustín Tosco, en uno de los abogados que defendió a los trabajadores ante la Justicia Penal de la acusación de “intimidación pública” que había promovido el Estado provincial en 2008.

-¿Qué contienen los documentos?

-Son los expedientes de los consejos de guerra, que se instruyeron por el código de justicia militar en el marco del Consufa. Usaron los tribunales militares para juzgar a sindicalistas y militantes, violando las leyes para el procesamiento de civiles, se violó el derecho a ser juzgados por su juez natural. Fueron  juzgados y encarcelados ilegalmente. Ese Poder Ejecutivo no tenía la facultad para ordenar esos procesos y menos contra los que luchaban contra dictaduras. Y es importante que el estado lo reconozca.

-¿Cuál es el objetivo de darle esas causas a los que fueron juzgados?

-Es un acto de reparación moral, ética. De alguna forma es una reparación para esas personas que fueron luchadores. Ya recibieron reparaciones por las leyes 24.043 ampliada por la 26.564, que extendió el tiempo de cobertura hasta los perseguidos desde 1955.

-¿Qué nombres aparecen en esos expedientes?

-Tosco, Atilio Lopez, Elpidio Torres, Tomás Di Toffino (el padre del sec de consejo) y creo que también René Salamanca.

Ese grupo conformó al núcleo central que encabezó las protestas durante el Cordobazo, que reunió a las distintas corrientes políticas y sindicales que enfrentaban a la dictadura de Onganía. Fue un reclamo bien concreto: los obreros cordobeses rechazaron la derogación de la ley del “sábado inglés”, que establecía que en distintos sectores industriales se trabajase medio día el sábado, pero cobrando la jornada completa. La ley estaba vigente desde la década del 30 pero Onganía la derogó a pedido de la Unión Industrial Argentina (UIA). Esa decisión terminó de caldear los ánimos en las líneas de producción y se convocó a un paro provincial para el 29 de mayo que empalmaría con la huelga convocada por la CGT para el 30. El objetivo era asegurar la movilización pero la policía frenó a varias columnas de obreros y estalló el Cordobazo, que se desparramó por 150 manzanas.

Recién el 30 a la noche el Ejército logró recuperar el control de la ciudad y los principales referentes sindicales fueron detenidos. Hubo más de 30 muertos y unos 500 heridos. Tosco y Di Toffino, entre otros, fueron sometidos a Consejos de Guerra y condenados a ocho y cuatro años de prisión, respectivamente,  por los delitos de “instigación pública y rebelión”. Eso se puede leer en una de las hojas amarillas, escritas a máquina, que integran uno de los 104 legajos que fueron guardados en el archivo del Ejército y luego llevados al Archivo Nacional de la Memoria

-¿Qué representa para Ud. el Cordobazo?

-Mi viejo estuvo en las trifulcas previas. Estuvo en la Facultad de Derecho donde había manifestaciones estudiantiles. Mi viejo fue uno más de muchos estudiantes pero esto me toca también porque me crié en Córdoba y es un lugar para mi muy importante. Ahí hay un legado de todos esos luchadores populares, de las fábricas, el Barrio Clínicas. Son los que tuvieron el coraje de enfrentar a una dictadura militar y fue una lucha que siempre queda en un registro de la memoria de los cordobeses. Estuvo mi padre, mi madre, mis abuelos. Y cuando se recuerda el Cordobazo en mi familia se lo recuerda como uno de los episodios centrales.

-¿Por todo eso se sumó como abogado a Luz y Fuerza?

-Fue uno de los gremios que promovieron esa lucha. Y siempre siguieron la idea de la unidad en la clase obrera y la unidad en la acción. Participé de la defensa penal de los trabajadores en causas donde se los volvió perseguir y les adjudicaban delitos que no habían cometido. Ellos se oponían a una ley provincial (de Reforma Jubilatoria) que les establecía un tope jubilatorio. Más allá del reclamo el problema fue el marco de represión. Los acusaron de “intimidación pública” por participar de movilizaciones. La Justicia y el gobierno de Córdoba volvieron perseguir trabajadores, los trataron como delincuentes pero logramos la absolución.

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