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6-2-2014|14:08|Lesa Humanidad Nacionales
Se reanudó el juicio después de la feria judicial

ESMA: “Mi hijo me llamó el Día de la Madre y nunca más supe de él”

Clementina López, la madre de Juan Carlos Ramos, declaró hoy en el juicio ESMA-unificada. Era delegado gremial y lo secuestraron en septiembre del '77. También testificaron familiares de Rolando Jeckel y la viuda de Guillermo Díaz, uno de los fundadores del sindicato de empleados judiciales.

  • Los militantes fueron secuestrados en la ESMA y luego desaparecidos. Archivo de la Memoria.
Por: Natalia Biazzini

Después de la feria judicial se reanudó el juicio de ESMA-unificada en Comodoro Py. Unos cinco testimonios están previstos para hoy. Esta mañana declararon ante el Tribunal Oral Federal 5 familiares de Rolando Jeckel y Juan Carlos Ramos, secuestrados en la Escuela de Mecánica de la Armada y luego desaparecidos. También la viuda de Guillermo Díaz, uno de los fundadores del sindicato de empleados judiciales.

“Desapareció el día del cumpleaños de su nena y me enteré por su compañera”, comenzó Clementina López, la madre de Juan Carlos. Clementina es una persona de unos 80 años, delgada, con pelo cortito y rubio. Llegó al estrado con dificultad para caminar. De su cuello colgaba una foto de su hijo. El juez Daniel Obligado tuvo que acercarse a ella para que pudiera escuchar lo que le decía.

Juan Carlos tenía 31 años y estaba divorciado. Trabajaba como empleado de seguros y era delegado gremial en su empresa. 

Clementina relató con voz pausada cómo se enteró de la desaparición de su hijo. El 23 de septiembre de 1977, una patota de la ESMA lo secuestró de una confitería de la avenida Belgrano y Entre Ríos.

“Me llamó el Día de la Madre de ese año. Preguntó por sus hijas y me dijo que estaba bien. Nunca más supe de él”, dijo Clementina.

La mujer se fue de Comodoro Py acompañada de sus nietas, sobrinas de Juan Carlos. Cuando hablaba su abuela, una de ellos quiso levantar una pancarta con la imagen de su tío, pero un oficial de la Policía Federal se lo impidió. No está permitido.

La viuda del abogado Díaz, Haydeé Matorras, no se sacó los anteojos oscuros en toda su declaración. Le contó a los jueces que su marido fue secuestrado el viernes 20 de octubre de 1978, cuando salía de su estudio de Montevideo y Lavalle. Meses antes había estado detenido en el penal de Sierra Chica. 

El otro testimonio fue el de Walter Jeckel, hermano de Rolando. Con voz firme al principio, relató cronológicamente todos sus recuerdos sobre la desaparición de su hermano.

La familia Jeckel vivía en Mar del Plata, eran de clase media alta, descendientes de alemanes. Cuando la Triple A empezó a perseguirlo, Rolando decidió dejar su ciudad y se fue a vivir a Buenos Aires. Ahí empezó una nueva vida, estudió Ciencias Económicas y trabajó como albañil y tornero. Cuando lo secuestraron tenía 25 años y militaba en Montoneros.

El 19 de marzo de 1977, Rolando llamó a su mamá por teléfono. Le dijo que fuerzas de seguridad lo habían detenido y que como era una llamada controlada no podía decir dónde estaba.

Walter le contó a los jueces que a fines del ‘77 se reunió con un compañero de su hermano, que lo aconsejó todos los lugares para denunciar la desaparición. “Ahí entendí la diferencia entre detenido y desaparecido”, dijo.

A fines del ‘79, Walter viajó a San Pablo para encontrarse con una mujer que había estado secuestrado en la ESMA con su hermano. La ex detenida le transmitió una conversación que escuchó entre Rolando y un médico que lo atendió por una herida de bala.

-Si me van a terminar matando, quiero que me fusilen.

-¿Cómo te vamos a matar si te estamos curando?- dijo el médico.

Rolando sigue desaparecido y se presume que fue “trasladado” en uno de los vuelos de la muerte.

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