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27-7-2013|10:18|Lesa Humanidad Nacionales
La historia de la modelo franco argentina desaparecida en 1976

Marie-Anne Erize: de las pasarelas a la militancia en Montoneros

La joven militante fue secuestrada y desaparecida en octubre de 1976, en San Juan. Hace unas semanas se juzgó su caso en esa provincia y fueron condenados siete represores. Uno de ellos fue Jorge Antonio Olivera, que se fugó ayer.

  • Marie-Anne Erize vivió presa de un objetivo: la búsqueda de lo absoluto. Fotos: Gentileza Editorial Planeta.
Por: Raúl Arcomano

* esa mujer

¿Cuántas vidas puede vivir una persona? En 24 años Marie Anne Erize vivió muchas vidas. Hija de padres franceses, hermana de cinco hermanos. Nena de la selva misionera, adolescente scout. Maestra jardinera. Modelo exitosa: publicidades en tevé, catálogos de moda y chica de tapa de Gente y Siete Días. Mujer de la farándula de los primeros ’70, de Punta del Este y del boliche Mau Mau. Viajera. Estudiante de Antropología en la UBA. Empleada administrativa de Austral. Delegada en la villa del Bajo Belgrano y en la villa 31, codo a codo con el padre Carlos Mugica. Militante en Montoneros después, cuando había que reafirmar el compromiso de la lucha política y social. Clandestina, cuando ya no fue más Marie-Anne y se transformó en Katy, Lucía o Sofía, sus noms de guerre. “Su recorrido es desconcertante, digno de una película o de una novela. Llevó una vida de una intensidad inaudita”, dijo Phillippe Broussard, un periodista francés que hizo caso a sus propias palabras y el año pasado escribióLa desaparecida de San Juan, el libro que cuenta la vida de Marie-Anne. Allí analiza: “No hay una sola Marie-Anne, son varias: la elegante, la enamorada, la militante, la francesa, la argentina, la de sus padres y la de todos los otros.”

* tacuarita

Había nacido en un pueblito pampeano, Espartillar, del que se fueron cuando ella tenía dos años. Se mudaron a Wanda, una aldea perdida en la selva misionera. Allí, ya adolescente, era tan delgada que sus amigos le decían Tacuarita, por las cañas largas de bambú. Ella no dejaba que se burlaran. “Después de un largo período en que sufría un complejo de flacura, Marie-Anne ha cobrado confianza en sí misma. Ese cuerpo, ayer tan frágil, es hoy toda su fuerza. Lo adivina en la mirada de los hombres”, dice Broussard en el libro. Después, se mudaron a Buenos Aires: Boulogne, Ciudadela, Belgrano. Ya en Buenos Aires, Marie-Anne combinaba su trabajo social en el Bajo Belgrano con las reuniones familiares en la casa de la calle Monroe. En ese entonces, trabajaba de maestra jardineara en el liceo francés Mermoz y daba sus primeros pasos en la moda. “A partir de ahí su vida se convierte en un perpetuo torbellino”, dice Brosussard. Es la chica de tapa. Algún día se dio cuenta que la Argentina real no tiene nada que ver con la que ve en sus desfiles en el hotel Alvear.“Como miles jóvenes católicos, Marie-Anne sueña con una sociedad más equitativa y abierta. No está lejos de pensar que los Montoneros tienen razón en desafiar el poder mediante acciones más o menos violentas”, se lee en La desaparecida de San Juan. Para sus padres, sólo eran agitaciones “comunistas”.

* la historia a través de una historia

Broussard es redactor en jefe de Investigaciones del semanario francés L’Express. Descubrió la historia de Marie-Anne mientras trabajaba en Le Monde, en 2000. Ese año detuvieron en Roma al mayor retirado del Ejército Jorge Antonio Olivera, condenado semanas atrás por las torturas y la desaparición de Marie-Anne. “Viajé a la Argentina y publiqué un largo artículo. El destino de Marie-Anne y de su familia, en particular su madre, me había marcado profundamente”, recuerda vía mail ante la consulta de Infojus Noticias. Años más tarde, cuando Olivera ya estaba detenido en la Argentina, Broussard decidió escribir La desaparecida de San Juan. “Estaba todo: los personajes, el marco histórico, el misterio de su desaparición. Para mí, como periodista, era una forma de reconstruir un destino trágico pero excepcional y de hacerle comprender al público francés lo que era Argentina en esa época. Era una forma de contar la Historia a través de una historia”. El asesino Olivera se fugó el viernes del Hospital Militar junto a otro reo, Gustavo Ramón De Marchi. El gobierno ofrece una recompensa de dos millones de pesos por cada uno.

* la montonera.

Broussard  explicó a Infojus Noticias: “Marie-Anne, como muchos jóvenes de clase media en esa época -sobre todo de la comunidad francesa en Buenos Aires- se comprometió por un ideal, por una ‘causa’ que pensaba justa. No digo ‘estuvo bien o mal’. No soy yo quién debe juzgar. Siempre es más difícil juzgar una actitud, una elección, sin entender el contexto de la época. Personalmente, creo que esa generación, tanto en América Latina como en Europa, fue la última que tuvo un verdadero ideal. Luego nuestros países entraron en un período mucho más marcado por la búsqueda del provecho económico que por el compromiso ideológico. En lo que respecta a Marie-Anne, su combate contra la dictadura, en 1976, fue breve pero noble”. Sobre su rol dentro de Montoneros, Broussard señala que no adhirió a la causa como ideóloga sino como militante de base. Y que no tuvo responsabilidades importantes, pero sí que “fue una integrante bastante activa”. “Y determinada –agrega- sobre todo en la dimensión ‘social’ de la militancia, ayudando a la gente pobre. Que yo sepa no participó en acciones violentas. Daniel Rabanal, que fue su pareja en esa época, jugó un rol decisivo en su recorrido. Él ejercía funciones más altas en el seno de la organización.”

En el libro se la ve en una foto con Paco de Lucía. Conoció al guitarrista español en Nueva York. También allí conoció a Joan Manuel Serrat. “Con esas manos de quererte tanto/pintaba en las paredes ‘Luche y vuelve’/manchando de esperanzas y de cantos/las veredas de aquel 69./Con esas manos de enjugar sudores,/con esas manos de parir ternura,/con esas manos,/que volvieron la fe en la nueva primavera,/bordaba la esperanza montonera”, dice el catalán en su canción La montonera. Durante mucho tiempo se creyó que estaba dedicada a Marie-Anne. Serrat lo desmiente en el libro.

* el secuestro

Cuando su novio Daniel Rabanal cayó en la cárcel, Marie-Anne se “exilió” en San Juan. No se sabe por qué eligió esa provincia. Su cuñado, Rodolfo Rabanal, periodista de La Opinión, le recomendó que se fuera a Francia. No lo hizo. A media mañana del 15 de octubre de 1976 llevó a arreglar su bici a la bicicletería de Domingo Palacio. “Tenía un problema de frenos o quizá de cambio de velocidades. En todo caso, no era nada grave. El arreglo sería rápido, bastaba con dar una vuelta por la ciudad y la recuperaría enseguida”, escribe Broussard. Palacio le dijo que volviera en unas horas. Marie-Anne regresó, pagó y se fue. Un hombre vestido de civil se le acercó de manera violenta. Ella se resistió. “El comerciante intentó interponerse, pero otros tres hombres lo inmovilizaron contra la fachada del negocio. Uno de ellos lo amenazó con un arma y lo obligó a entrar: ‘Guardá la bicicleta, seguro que alguien va a venir a buscarla’, le gritó al irse”. Dos de los tipos la metieron a la fuerza en un Falcon de color claro. En el forcejeo, perdió un zapato y los anteojos. Gritaba “como una loca”, contó Elsa Emperatriz Astensio, una vecina que vio todo. Nunca más se la vio.

* franceses desaparecidos

Marie-Anne no fue la única: hay veinte desaparecidos de origen francés. “Algunos diplomáticos franceses en Buenos Aires se portaron bien ayudando a familias de desaparecidos. Otros no hicieron nada”, aporta Broussard. En París, artistas como Simone Signorett, Yves Montand o Catherine Deneuve, participaron en varias manifestaciones para exigir noticias de los desaparecidos franceses, entre ellos Marie-Anne. “Francia tuvo a veces una actitud ambigua con la dictadura. Cuando la derecha estaba en el poder, con el presidente Valéry Giscard d'Estaing, las autoridades buscaron tener noticias de los desaparecidos franceses, pero sin insistir demasiado: no había que enfrentarse con Argentina y su Ejército, que eran importantes socios económicos”. El ministro de Interior de la dictadura, el general Albano Harguindeguy, ante un reclamo francés en el ‘79, le aseguró al embajador que Maria-Anne había muerto en un enfrentamiento. Queda un capítulo abierto de esta historia. La justicia francesa también investiga la desaparición de Marie-Anne. Aunque con poco éxito. “La causa está en un punto muerto, no se mueve. Incluso no sé si los jueces saben Olivera fue condenado a cadena perpetua en San Juan. De todas formas, lo esencial es que la Justicia de Argentina hizo su trabajo, incluso después de tantos años y peripecias”, celebra Broussard. Francia felicitó a la justicia argentina por la condena.

* crimen y castigo

La justicia tardó 35 años, pero llegó. El juicio por el crimen de Marie-Anne, y el de otras víctimas de San Juan, empezó el 7 de noviembre de 2011. Declararon más de 150 testigos en el año y medio que duró. Y días atrás siete represores fueron condenadospor detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos durante la dictadura. A tres de los militares los sentenciaron a prisión perpetua, otros tres a 25 años de cárcel y el último a 10. El de más alto rango es el mayor retirado Jorge Antonio Olivera. “Este hombre siempre mintió cuando dijo ‘nunca haber visto’ a Marie-Anne. Me lo dijo su propio abogado italiano”, señala Broussard. Olivera fanfarroneó ante sus colegas de arma de haber “violado a la francesita”. La condena se conoció justo en el mismo día en que quedó señalizado como centro clandestino "La Marquesita". Allí  fue vista por última vez Marie-Anne. El periodista se alegró cuando se enteró de las condenas: “En lo primero que pensé fue en la familia de Marie-Anne, en particular en su madre, Françoise. Esta mujer siempre luchó por la verdad. Lo hizo con un inmenso pudor. Algunas horas después del veredicto, me dejó un mensaje telefónico muy emotivo. Pero sé que para ella lo más importante no es la condena a estos hombres: es saber dónde está el cuerpo de su hija.”

* quiero mucho más

Marie-Anne escribió en algún momento un poema de veintiún renglones que tituló “Quiero”. Esas líneas llegaron a las manos de Broussard, que lo publicó en su libro de manera inédita. “Revelan a una Marie-Anne llena de exigencias, una mujer de convicciones, presa de una solo y única cosa: la búsqueda de lo absoluto”. Dice el poema: “Quiero amar bien/sin mezquindad ni reproches/sin angustias ni vacíos/que el amor me desborde/para tener qué beber en sequía./ Quiero que de ese amor/broten semillas/que sean cimientos de un mundo mejor./Quiero sentirlo en la sangre/que hierva muy fuerte/para cuando uno caiga o se duerma/tengamos fuerza en seguir adelante./Quiero que seamos el pan para el otro,/que lloremos juntos o riamos juntos/pero cuando es uno el que se acobarda/seas tú quien emprende el avance./ Quiero esto, quiero mucho más/Quiero hijos con temple, llenos de coraje/ Para romper los vestigios/De un mundo mediocre/ Que sus padres no terminaron de cambiar.”

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