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17 de Marzo 2016 - 8:10 hs
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1-10-2015|16:22|AMIA Nacionales
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Entrevista

Telleldín: "No sé quién armó la historia oficial, pero vino de muy arriba"

El hombre más acusado por el atentado no se arrepiente el pago de 400 mil dólares por una declaración falsa. En sintonía con lo que declaró en la audiencia de la semana pasada del juicio por encubrimiento, apunta contra los funcionarios judiciales.

  • Fotos: Sergio Goya.
Por: Laureano Barrera

Carlos Telleldín es el hombre con más acusaciones por el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Hace pocos días, cuando le tocó declarar en el juicio por encubrimiento del atentado, se exculpó durante cinco horas de cualquier responsabilidad, y trazó un mapa donde hundió a sus enemigos.  Llegó al juicio por encubrimiento como partícipe del delito de peculado, tras aceptar 400.000 dólares para cambiar su declaración. Sigue siendo el único imputado en la causa principal –que ya acumula más de 700 cuerpos-. Y pronto tendrá que dar otra vez explicaciones sobre la venta de la camioneta Trafic en un nuevo juicio oral. “No se va a saber nada nuevo sobre los autores del atentado, lo firmo”, dice desde el sillón retapizado de su despacho, en Castelar, donde se realizó la entrevista.

En la charla con Infojus Noticias, mantuvo y enfatizó la línea de su declaración indagatoria. El estudio jurídico que comparte con ocho abogados, es su guarida: una pantalla de 50 pulgadas muestra lo que filman nueve cámaras, afuera hay dos hombres de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que son su custodia, en la planta baja hay un rottweiler y en la terraza tres perros shar pei. Los canes de origen chino son de su octava esposa, una joven de 20 años: Telledín tiene once hijos de siete mujeres distintas. El edificio consta de dos módulos. El primero son dos pisos con cinco oficinas. El segundo tiene habitaciones y una pileta, donde muchas veces pernocta, porque vive a 40 kilómetros, en un barrio privado de Pilar. Entre sus clientes, asegura, se cuentan personajes envueltos en el tráfico de drogas, una cadena con más de mil supermercados chinos y el sindicato de taxis de La Matanza.

-¿Cuáles son sus expectativas sobre el juicio por encubrimiento?

-Si sigue Amia II, III, IV, X, yo voy a estar en todas. Les gusta mi apellido de origen árabe, hay una persecución hacía mí que ya lleva 21 años. Estoy sentado en el banquillo cuando fui yo el que denuncié el pago. Ante el Tribunal Oral Federal 3, donde salí absuelto, explicamos paso por paso cómo fue la coacción del juez Galeano. Cómo detuvo a mi madre, cómo detuvo a mi hermano, cómo nos persiguió el último semestre del 94 y el primero del 95, hasta la firma. Hasta nos mandaron al capitán Vergés. Mi ex mujer (Ana Boragni), también imputada, tiene cáncer en grado dos, provocado por esto. La historia nos va a colocar en el lugar correcto. Menem y Galeano están rindiendo cuentas de una cosa que hicieron, y los familiares se sienten sorprendidos cuando ellos apoyaron mi detención durante once años. Lo que quieren los familiares es venganza, que vaya preso alguien sin importar que sea culpable o inocente. Esto pasó de la hora cero.

-¿No hace distinción entre la dirigencia comunitaria y los familiares?

-Al principio, cuando yo denuncié el pago por primera vez, todos me llamaron mentiroso. Dijeron que quería embarrar la cancha. Cuando nosotros recusamos a los fiscales, ya sobre el final del juicio, y el tribunal aceptó y los echó de la sala, la querella de AMIA DAIA se levantó y se fue con los fiscales, cuando estaban todas las pruebas sobre la mesa. Memoria Activa no acusó, fueron más coherentes.

-¿Cuál cree fue el rol de Beraja?

-Tuve una reunión con Beraja en el despacho de Galeano y me dijo: ‘vos tenés que decir lo que tenés que decir y te vas a tu casa’. Y estaban él, (Rogelio, abogado de DAIA y sucesor de Beraja) Cichowolski, el juez Galeano y el secretario De Gamas, que tuvo mucha participación en el pago. Fue un apriete directo e ilegal. Yo era un imputado y mi juez natural se había transformado en un tipo que me despojaba de los pocos derechos que me quedaban.

-¿Usted es inocente?

-En el juicio oral que duró tres años, quedó claro que soy totalmente inocente. El TOF 3 dijo que el pago fue la culminación de maniobras espurias del poder político y el judicial. Mi indagatoria quedó nula, porque yo, cuando llegó el juicio, les conté a los jueces cronológicamente, punto por punto, cómo fue todo. Durante el debate fue corroborado y salimos absueltos.

 

El pago según Telleldín

-¿Cómo fueron las maniobras que terminaron con el pago de los 400.000 dólares?

-La verdadera historia es que Galeano y compañía querían dar un cierre a la causa y decir que la habían esclarecido, aún con personas inocentes. De octubre de 1994 a enero de 1995 me manda al capitán Vergéz, que me ofrece un millón de dólares para imputar a unos libaneses que estaban presos en Paraguay. Yo lo denuncié (el 4 de abril de 1995, ante Galeano); esto está probado en el TOF 3. Las dos primeras visitas fueron en el despacho de Galeano, ilegales, sin mi defensor ni la fiscalía. La coincidencia era que uno de los libaneses se parecía en un porcentaje con el identikit que habíamos hecho del comprador de la camioneta. Por eso: a Galeano y a Menem no les interesaba si eran libaneses, sirios, libios. Ellos querían esclarecerlo a cualquier costo para sacarse la presión pública.

Aprietes y torturas

El juicio histórico sobre la conexión local del atentado terminó con Telleldín y el resto de los imputados absueltos. El Tribunal Oral Federal 3 probó, entre otras maniobras, la intervención protagónica de la SIDE y del juzgado de Galeano para involucrar a cuatro policías bonaerenses con la entrega de la Trafic, entre ellos, al comisario Juan José Ribelli, mano derecha del jefe de la fuerza, el “polaco” Pedro Klodzyck.

Galeano ordenó detener a la madre y al hermano de Telleldín durante un mes, acusándolos –sin mayor detalle- de “participación” en el ataque. Lo mismo le pasó a Solari, el encargado del desarmadero que estaba enfrente al de Telleldín. La maniobra se repitió con otros testigos, aunque con métodos más bruscos: César Fernández declaró –y el tribunal lo consideró verosímil- que una patota de la SIDE que integraba Jaime Stiuso, lo secuestró y lo torturó en un campo de Gualeguaychú que pertenecía a Anzorreguy. “Y el tipo decía que lo único que hacía era vender autos. Después lo tiraron en la estación Bellavista y Galeano llamó a Salguero, el jefe de la DDI. En el juicio, Salguero dijo que Galeano le ordenó fraguar el acta y que Fernández no estaba dando vueltas, sino que estaba torturado y se lo había entregado Jaime. ¿Esta orden de quién partió? De Galeano”, afirma Telleldín.

-¿Y cómo ingresa la policía bonaerense en el armado?

-Cuando me pasan a la cárcel de Devoto, yo empiezo a recibir visitas de Riva Aramayo, la presidenta de la Cámara Federal porteña. Ella abrió su agenda y dibujó con marcador negro cómo había sido la venta de la camioneta, agregándole a los policías. Después fue al juzgado de Galeano, aparentemente, y le dijo ‘esto lo hizo Telleldín, ésta es la historia que tenemos que introducir’. En otra oportunidad, me dijo que venía de parte de Corach y que si no hacía lo que me decía me iban a dar una perpetua. Que con ella no se jodía. Yo tenía cinco hijos –dos de mi mujer, dos míos y uno en común de un año- y mi mujer estaba sola, con la amenaza permanente de los fiscales Mullen y Barbaccia de que la iban a hacer partícipe necesaria por haber estado en casa ese 10 de julio (cuando se entregó la Traffic). Y ahí se hizo un mix de realidades con mentiras. Hubo hechos reales, como los aprietes de la Brigada de Lanús que me sacaban bienes. Eso existió. Pero se inventaron otros como que el 10 de julio estuvo la policía cuando no estuvo. Tenían que buscar culpables, y la Bonaerense les venía como anillo al dedo.

-¿Por qué aceptó el pago?

-Porque sabía que el pago iba a dejar en evidencia la conducta del juez. Yo estaba seguro de que el pago no lo iba a poder ocultar. Que la historia iba a demostrar que me pagó. Si yo no hubiera aceptado el pago, seguramente Ribelli y yo hoy estaríamos condenados injustamente a perpetua. Por supuesto, yo hubiera salido pronto, porque con el dos por uno a mí me faltaban tres meses para pagarla. Pero no es lo mismo salir inocente que condenado. Yo no sé quién armó la historia oficial, pero vino de muy arriba.Y en última instancia, mi declaración no tuvo consecuencias. Fue anulada por el tribunal inmediatamente porque el juez Gordo me preguntó si yo hubiera firmado si no me pagaban, y contesté que no.

-Sí tuvo consecuencias para los policías que estuvieron presos…

-No, porque el que los tuvo detenidos ilegalmente fue Galeano.

-Pero utilizó su declaración como prueba, aunque fuera falsa.

-No. Galeano armó esa declaración. Ellos se habrían quedado a lo mejor con una perpetua si yo confirmaba la historia oficial en el juicio.

-Pero la prisión preventiva de esos policías el juez la sostuvo con su declaración, aún siendo ilegal…

-En las preventivas de los policías no usó solamente mi declaración. Usó un mix de cosas. Por ejemplo que Ribelli blanqueó dos millones y medio, más de cincuenta declaraciones coaccionadas, un montón de indicios que ahora autorizan en el derecho penal a dictar la preventiva.

Su versión sobre la Trafic

-¿Qué pasó entonces ese 10 de julio?

-La declaración mía inicial y la que mantuve en el tribunal oral, fue la misma de siempre. Que la Trafic se vendió por un aviso de Clarín a una persona de nombre Ramón Martínez. El tribunal me absolvió porque dijo que se vendió una camioneta a una tercera persona que hasta la fecha no pudo ser identificada sin tener conocimiento Telleldín de para qué iba a ser usada. Yo mostré el aviso de Clarín. Vendí tres Traffic de la misma forma y esa es la única historia que hay, la verdadera. Después la deformó el juez porque no le llevaba a ningún lado.

-Se dijo que estaba equipada para soportar peso.

-Todo mentira. El TOF 3, después de las pericias, determinó que no fue mi Trafic, que fue una tercera camioneta. Porque no coinciden las chapas: los espesores, las pinturas. La mía no fue.

Telleldín aprovechó los días en la cárcel y se recibió de abogado lo mismo que el comisario Ribelli. Rindieron varios finales juntos: “Ribelli siempre me respetó, porque entendió, como yo comprendí de los testigos que declararon en mi contra, que yo lo había hecho obligado por Galeano”, afirma.

-Usted es abogado. ¿Por qué llega a juicio si no es culpable?

-¿Querés que te diga algo? Yo llego a este juicio por Nisman, que me mandó apretado. Yo llego por peculado, como si fuera un funcionario público que se quedó con plata del Estado, cuando yo era un preso. Pero además, el pago fue coactivo, y está reconocido por el Consejo de la Magistratura, por el Tribunal Oral 3 y por los policías que estuvieron ocho años presos. Yo tengo tres resoluciones firmes de que el pago fue coactivo. Yo no tendría que estar ni cerca de este juicio.

-Pero la Corte Suprema, en 2009, dijo que tenía que seguir investigándose el origen de la Trafic y usted enfrentará por eso un juicio.

-El fiscal general, en esa instancia, dijo en su dictamen sobre el tema AMIA que no se podía acusar a nadie. Es jurisprudencia de la Corte que si el Ministerio Público no acusa, no se puede dar vuelta. Un año antes, en 2008, hubo una reunión de dirigentes de AMIA y DAIA con Fayt y con Nolasco, en la que le pidieron que por favor no deje firme la absolución a Telleldín porque se iba a perder la última esperanza. La Corte los escuchó e hizo una cosa extrañísima. Nunca en la historia argentina se hizo una nulidad de un poquito de un juicio: o se anula o no se anula. Acá la Corte aceptó que del 95 en adelante es nulo (como había fallado el TOF 3), pero agregó que no se había valorado correctamente la pruebadesde el 94 al 95, y solicitó que se remita a quien corresponda y, que si había elementos, se dictara nueva sentencia. Fue a Canicoba Corral, que no hizo nada porque no podía, hay muchas cosas que tienen el efecto de cosa juzgada, como mi allanamiento. Es como ir en un tren bala sin una rueda; la Corte le sacó una rueda. Ahora se elevó y volvió al TOF 3, que hará una audiencia para ver si hay prueba nueva, hablarán las partes y se pasará a los alegatos y sentencia. Eso es lo que llaman un nuevo juicio.

LB/MEL

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