El presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbitsky, consideró que los obituarios en homenaje al genocida Jorge Rafael Videla, “son manifestaciones tan marginales como inocuas”. En diálogo con Infojus Noticias, declaró: “Así como se despenalizaron los delitos de calumnias e injurias en casos de interés público, me parece saludable tolerarlas sin respuesta”.
En 1987, el periodista recurrió a tribunales para evitar la publicación de una solicitada firmada por 5400 personas en “reconocimiento y solidaridad” con Jorge Rafael Videla, “por defender a la Nación de la agresión subversiva”, decía el texto. La solicitada tenía claras intenciones desestabilizadoras y se intentó publicar nada menos que el 25 de mayo en los diarios Clarín, La Nación, La Prensa, Ámbito Financiero y El Cronista.
En aquel momento, Verbitsky accionó denunciando “apología del crimen” y ganó el juicio en primera instancia. Sin embargo, después se pronunció la Cámara Federal en lo Criminal y revocó el fallo. El tribunal ponderó el derecho de libertad de prensa. Ese fallo fue firmado por León Arslanian y Ricardo Gil Lavedra. “Mi denuncia no procuraba censurar la expresión de ideas, sino impedir un golpe de Estado en preparación, del que formaba parte esa solicitada, publicada pocos días después de la primera rebelión carapintada”, contó Verbitsky.
Durante los últimos tres días, el diario La Nación publicó 71 avisos fúnebres, la mayor parte de ellos el domingo. Estuvo cerca de los 91 de José Martínez de Hoz, uno de los ideólogos de la dictadura cívico militar más sangrienta de la historia argentina. La familia del ex ministro de Economía también participó de los saludos al genocida. “Creo que está configurada la apología del delito”, opinó Verbitsky, consultado por Infojus Noticias, “tal como ocurrió con la solicitada de 1987”. Aun así, el periodista no cree “que sea razonable denunciarlos a la Justicia”.
Explicó que las circunstancias en que recurrió a la Justicia en aquel momento no se comparan con los menos de cien avisos publicados en La Nación. “Más bien celebremos que esas alabanzas hayan quedado reducidas hoy a un grupo de íntimos del ex dictador, como su abogado de confianza, unos pocos camaradas y amigos de la familia”. “Hoy, nos encontramos en un contexto de fortaleza democrática que el propio Videla reconoció cuando dijo que había perdido sus últimas esperanzas con la reelección de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, agregó.
Los últimos mensajes al genocida
Varios de los avisos resultan llamativos. “Nuestros sinceros respetos a la familia”, firmaron Ricardo y Luz Boysen. La mujer desciende de la más alta aristocracia de los Uriburu, una familia signada por la formación militar y la política de derecha, en la que se destacaron Evaristo, José Evaristo y el dictador José Félix. También participó “con profundo dolor de su fallecimiento” Alberto Schilling, mayor retirado que según Juan José Salinas y Julio Villalonga (en su libro “Gorriarán”), era un hombre muy cercano a los generales Albano Harguindeguy y Guillermo Suárez Mason.
Santiago Gándara, el ex presidente de la Sociedad Rural de General Pico, pidió orar en memoria “de quien supo asumir con coraje la defensa de nuestra patria”. Según El Diario de La Pampa, Gándara debió renunciar a su cargo en 2010, a dos días de ser denunciado por apología del delito. El ruralista había reclamado a las Fuerzas Armadas que fueran “dignas y orgullosas de su pasado”, y advirtió “a las autoridades provinciales sobre la gravedad de este proyecto marxista” en plena exposición rural. El mismo diario destaca los obituarios del pampeano Alberto Heguy, ex polista que recordaba a Videla como “un Cristo pagano”, y un candidato a la intendencia de Catriló: Roberto Díaz Lartirigoyen.
Lila Díaz D’Onofrio, “counselor” que según su propia web “brinda ayuda psicológica y despliegue de potencialidades a personas normales” (sic), fue más allá: “La muerte del ex presidente coincide con el deceso de la República”, escribió. Díaz D’Onofrio tiene un blog, y allí realiza un diagnóstico de “trastorno histriónico de la personalidad” de la Presidenta de la Nación, basándose en la transmisión televisiva de sus discursos. Analiza también a “los aplaudidores”, y escribe con desprecio que “lo dramático, casi trágico, es que esos también votan”. Su blog aparece vinculado a otros que reivindican al terrorismo de Estado.
Santiago Galindez “acompaña a Alicia e hijos con oraciones a la memoria de Jorge”. “Podría tratarse del concejal de Unión Pro de Pehuajó”, consideró Juan Carlos Mascheroni, director de la Radio FM Recuperación, de esa localidad. El presidente del bloque macrista “es un productor agropecuario muy de derecha” y “tranquilamente podría haber publicado eso”, dijo Mascheroni.
Otro aviso exacerbado fue el de Marcelo Castro Corbat. Despidió “a un digno patriota que nos protegió y murió en un infamante cautiverio”. Castro Corbat se refiere al período de gobierno de Juan Domingo Perón como “la dictadura de la justicia social”. Es fundador y probablemente el único promotor de “Segunda República”. Y participa en “Libertad y progreso”, un “centro de investigación en políticas públicas” que se enorgullece de sus “alianzas estratégicas” con Carbap y la Sociedad Rural.
Un anuncio que no llamó la atención fue el de la familia de Horacio Liendo, que fuera ministro de Videla y de Viola, y que llegó a asumir la presidencia durante 20 días después de que desplazaran a ese último. El hijo del ex funcionario de la dictadura fue uno de los diseñadores del tristemente célebre “megacanje” de Domingo Cavallo, de quien fue secretario legal. Además, escribió varias editoriales para Clarín y La Nación, y al menos en 2010 se desempeñaba como asesor del diputado nacional Federico Pinedo.
No son extraños otros saludos como el de Guillermo Walter Klein, secretario de Programación y Coordinación Económica durante casi toda la dictadura. Tampoco el de Enrique Finocchietti, que fue secretario de Obras Públicas de Martínez de Hoz. O el de Horacio García Belsunce, hijo del secretario de Hacienda de Onganía.